viernes, 29 de junio de 2012

Con voz de niñato

Hubo un tiempo en que solía repetir que una diferencia entre la música nacional que se hacía en los 80 y primeros 90 y el escenario actual de finales de la primera decada del 2000 y comienzos de la siguiente era la diversidad de estilos personales que se barajaban entonces y la uniformidad (relativa) que reina ahora.

Por suerte tenemos hoy día voces nuevas personales e identificables como las de mi querido Jero Romero, pero hubo un tiempo donde eso era lo normal. Desde Manolo García a Jaime de Urrutia, de Jaime Ojeda a Javier Gurruchaga, cada uno introducía una forma de cantar completamente diferente al otro. Un timbre y una textura marca de la casa que dejaba, desde la primera sílaba, un marchamos diseñado a golpes de NDA y escarceos culturales limitados por una tecnología diferente (que no peor).

Una de esas voces era el descarado tono de niñato de ese artista como la copa de un pino que es Coque Malla. Así de claro. Para que vayan rasgándose las vestiduras los que piensen que esas coplas que nos regalaron (bueno, que les compramos) Los Ronaldos eran pachanga de orquesta de furgoneta para las fiestas patronales de pueblos de segunda.

Viví durante un tiempo con aquella anécdota (aún por contrastar) que mezcla a éstos con Chuck Berry. Cuando el arquitecto del rock vino por estas tierras realizó varias audiciones para decidir la banda que le haría de acompañamiento. Tras escuchar a unos cuantos no lo dudó, en cuanto Luis, Coque y el resto se pusieron manos a la obra los incorporó, cuenta la leyenda, de inmediato. No necesitaba la anécdota para escucharlos con obsesión, pero siempre ayuda a apuntalar pequeños huecos que le quedan a uno respecto de ciertas bandas no reconocidas por la crítica, digamos, "de culto".

Iré trayendo temas de ellos por el blog, con o sin explicaciones, pero ya tocaba dejar caer el primero. Y para ello me quedo con este Guárdalo con amor, título con quien alguien nombró, con buen ojo, un recopilatorio que saldría tiempo después.

Rock patrio sin complejos y con carga de sobra para mover las caderas y los codos (cada uno para lo propio).

Cosas buenas a tod@s.


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