sábado, 23 de junio de 2012

El disco más esperado

Personalmente creo que uno de los cinco finales más importantes de la cultura popular del siglo pasado fue la disolución de The Beatles. Habían venido, habían visto y habían vencido. Gracias a los fabulosos cuatro y gracias a Emerick, a Martin y a Epstein, ingeniero de sonido, productor y mánager respectivamente de los de Liverpool.
Tras su disolución se generó la gran pregunta. Hay vida después de los Beatles? Y sí la hubo, y tanto que la hubo!.

El disco que he estado escuchando esta semana es la continuación argumental de los pasos de uno de los cuatro, de John Lennon.

De sobra es conocido por todos el impacto que significó para el Beatle la entrada en su vida de la artista conceptual Yoko Ono. Y diga Def Con Dos lo que diga, la influencia de la japonesa ni fue todo lo negativa que se quiere en ocasiones presentar, ni fue el descubrimiento del auténtico Lennon como otros pretenden también (minoría por suerte) defender. De hecho hay un personaje que no suena tanto y que sin embargo abrió una brecha musical en los Beatles que a la postre ayudó a generar el caldo de cultivo de la ruptura. Y no me refiero a algún ignorante que cautivara con maliciosas artes la voluntad de algún escarabajo, hablamos, ni más ni menos, de uno de los grandes productores de la historia de la música popular, el Sr Phil Spector.

Let it be fue el último disco que publicaron los Beatles (otro día hablamos de por qué fue el último que publicaron pero no el último que grabaron). Independientemente (o precisamente por ello, vaya usted a saber) del ambiente incómodo que ya se respiraba en el grupo (no sólo en el eje Lennon-Macca), Lennon estaba empeñado en conseguir la producción de Spector para ellos (que habían trabajado con Martin desde el comienzo). La idea no gustó a todos por igual, y, aunque finalmente el disco apareció con las producciones del neoyorquino, el producto no fue del agrado de los cuatro y generó una brecha en la concepción musical que ya nunca se cerraría.

Una vez producida la ruptura, cada Betale siguió un camino diferente, si bien todos relacionados aún con la industria musical. Lennon (quien nos ocupa hoy) se planteó con su mujer montar una banda y desarrollar sus propios trabajos. Quién iba a querer entrar a participar en el nuevo proyecto ex-Beatle de John Lennon? pues prácticamente el 99% de los músicos del planeta (incluido alguno de sus antiguos camaradas). Y así, de hecho, fue. Tras decidir entre los dos ponerle nombre a esa nueva aventura (Plastic Ono Band) y sacar el single Give peace a chance, reunieron una banda con la incorporación de gente del nivel, agárrense, de Eric Clapton a la guitarra y Alan White (más tarde en Yes) a la batería. Y así, todos juntos, sacaron un álbum directo titulado Live Peace in Toronto 1969.

Tras él vino el primer álbum de estudio y el que me acompañó esta semana en el coche. Una maravilla que, en la versión de Lennon, respondió al nombre de John Lennon/Plastic Ono Band (y hablo de la "versión de Lennon" porque hubo una versión de Yoko Ono). A que no puedes ni imaginar quién se encargó de la producción de este trabajo? Je, je, un tal Phil Spector. Aquí no encontraremos ya a Clapton o White, pero sí a un tipo de aire conocido en las baquetas: Ringo again.

El álbum es una maravilla. Cuentan que Lennon y Yoko se sometieron a una serie de sesiones de terapia psicológica por un tipo que en lugar de utilizar métodos conductivistas basaba sus trabajos en indagar y profundizar en los traumas de infancia de sus pacientes. El resultado de esas sesiones ayudó en parte a generar un estado de conciencia en Lennon más intimista que de costumbre. A retroceder a situaciones y figuras de su infancia que le dictaron temas que aquí encontraremos como Mother, Working Class Hero o My Mummy's dead.  Pero encontramos también sonidos nuevos en John. Algunos, como en Look at me, cercanos al Viscontiniano Marc Bolan de Beard of Stars.
Posiblemente God sea el punto álgido de ese mar de fondo a mantra que respiran todas las composiciones. Repetición casi obsesiva de estructuras verbales.

Un trabajo, en definitiva, fruto, como he intentado explicar, de una situación desordenada y confusa, con aire a cosa nueva. Un trabajo arriesgado y valiente, un paso más allá de lo que venían haciendo. En las trayectorias individuales que siguieron los Beatles, John me parece que tomó la más innovadora, la menos complaciente. Me sumo a los que señalan con el índice la falta del increíble potencial melódico de McCartney, pieza de toque que generaba los redondos temas de los fab-four. Las piezas del Lennon setentero son manzanas peladas, trabajos más crudos y menos preparados para su digestión (con honrosas excepciones, alguna de aires navideños).

No me extiendo más, que está quedando largo. Y dejo un tema de los menos conocidos del álbum. Una joyita de apenas dos minutos en un sonido inesperado por de quien viene. Una cosita llamada Hold On.

Cosas buenas a tod@s.


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