domingo, 30 de septiembre de 2012

La canción del enterrador

Será cosa de que la estación lo suscita, no lo sé, pero lo cierto es que últimamente se me vienen a la cabeza algunas canciones que dejan más pena que alegría. Por lo que cuentan, quiero decir, que, en lo musical, dejan un sabor de boca redondo.

Ya hace meses que traje la primera copla al blog y creo que es tiempo más que merecido de traer una segunda. En este caso tomando como referencia una voz masculina, la de Antonio Molina.


A poco que el lector haya estado pendiente de radio o televisión, le sobra toda introducción sobre el malagueño. Bien sea a raíz de las reposiciones de cine español de dictadura, ya sea por los innumerables gags que gente como Jose Mota o Carlos Latre han llevado a la pequeña pantalla, el falsete del maestro se ha popularizado más allá de lo meramente musical. Y, por desgracia, ha generado en ocasiones una idea falsa, rápida, vanal y maniquea acerca del cante del que fue, sin lugar a dudas, uno de los grandes exponentes de la copla (en su tiempo pocos, Juanito Valderrama o Rafael Farina, podían seguirle las huellas).

La canción que traigo hoy al blog se titula La hija de Juan Simón.
La historia que cuenta es ya, por si sola, como para hacertela escuchar dos veces, no sea que no la hayas cogido a la primera. Una de esas canciones que cuenta una historia. No estoy en contra de las canciones que no las cuentan y se centran en enumeraciones, o en concatenar imágenes individuales que vayan llevando al oyente a través de la melodía. Simplemente me parecen más complicadas de hacer (generando una cosa de calidad, quiero decir). Esta que hoy traigo me parece un ejemplo perfecto a seguir para quien pretenda conseguirlo.
Si no me equivoco mucho (lo digo porque no logro confirmalo al cien por cien), el que lo consigió  para este tema fue un sujeto que respondió al nombre de Ramón Perelló. Perelló nació en La Unión (Murcia), y es uno de los más grandes letristas de copla. Por poner algunos ejemplos, a él le debemos temas como Mi Jaca, Soy Minero o La bien pagá. Temas que iremos trayendo y comentando poco a poco. No creo que sea cuestión de clasificarlos para decir que La hija de Juan Simón es la mejor letra que Perelló escribió en su vida, pero sin duda es de las mejores.

En la versión que traemos, además, vamos a escuchar una guitarra apenas presente en la introducción para dejar el protagonismo a la voz del maestro o darle puntuales réplicas. Enorme el giro apenas alcanzado el minuto, una trasposición que me recuerda el momento que mencioné hace unos posts de Una furtiva lagrima.

Cosas buenas a tod@s.


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