sábado, 10 de noviembre de 2012

Un supergrupo sin etiqueta de supergrupo

Fe de erratas: cuando mencioné a éstos por vez primera en el blog (ver aquí) equivoqué el nombre del grupo y me adelanté con el artículo precediendo el sustantivo. Error. El grupo se llamaba, a secas, Faces. Y eso es todo. No consuela, pero no he sido el único. Cuando el primer trabajo de los británicos (el álbum de este post, First Step) se distribuyó en los USA, alguien no prestó la atención adecuada (o la prestó demasiado interesadamente) y rotuló en la portada algo incluso peor: Small Faces. No es que anduviera pasado de vino, todo tiene una cierta explicación, entremos en materia...

Aunque no sea ninguno de los protagonistas de nuestra historia, sí que es el punto de partida de ella. Se llama (se llamó) Steve Marriot, y formaba parte de un grupo llamado Small Faces que se constituyó allá por la mitad de la década de los 60s. En un momento determinado Steve decidió que su camino se debía alejar del de sus compañeros de combo y emprendió una aventura por su lado que seguramente trataremos otro dia. El caso es que allí se encontraron tres músicos estupendos pensando como darle solución de continuidad a su proyecto. A saber (porque merece la pena conocerlos) Ronnie Lane, Ian McLagan y Kenney Jonnes.


La respuesta vino a través de dos estupendos músicos provenientes de una banda capitaneada por un tipo que parece que dicen que no tocaba mal del todo la guitarra, Jeff Beck. Se trataba de un tal Ronnie Wood y de un sujeto que respondía por Rod Stewart.
Los cinco se embarcaron en un proyecto de rock sencillamente fantástico. Este disco es una pasada. Me encanta de principio a fin. Con dos grandes temas instrumentales (la guitarra de Pinneaple and the Monkey es un regalo caído del cielo), y un par de rockandrolles de manual (Shake, Shudder, Shiver debería de estar más presente de lo que está). Incluso los tiempos medios brillan en la oscuridad (Nobody Knows es un ejemplo ortodoxo de cómo producir adecuadamente un tema a la imagen de una banda, y eso que ésta admitiría muchas variaciones y encajaría, creo yo, en muchas voces y estilos diferentes. Alucinantes aquí las voces de Stewart y Lane al alimón cada una en su canal).

De lo mejorcito que he oído últimamente. Rescate, en el arranque, del Wicked Messenger de Dylan de ese genial álbum que ya pasó por este blog, incluido.

Si todos los primeros pasos fueran así qué largas horas de placer orejón nos esperarían. Mala suerte que las luchas de egos y el interés distraído de Stewart le llevaran a ir perdiendo el acercamiento a Lane. La llamada de sus majestades a Wood tampoco ayudó. Pero eso vendría luego. Lo importante es que nos dejaron este regalo.

No os dejo el single porque no acabo de entender por qué lo fue. Mejor visitamos una joyita labrada en pura piedra virgen.

Cosas buenas a tod@s.




No hay comentarios:

Publicar un comentario