domingo, 25 de noviembre de 2012

Columpios adultos

La primera vez que me hablaron de El Columpio Asesino íbamos dos parejas en un Peugeot por el delta del Ebro camino de disfrutar un arroz exquisito. Me lo pusieron en el equipo del coche y lo escuché. No sentí nada en especial. Me los presentaron como un grupo bastante cachondo en su puesta en escena, imaginativo, lo suficientemente diferente como para destacarse en medio de la infinita propuesta que tenemos hoy día.

Como el criterio de mis amigos está ganado los anoté mentalmente y proseguí mis caminatas musicales por los derroteros que tenía en mente con anterioridad a este capítulo. Digamos que me centré en el arroz y el vino blanco que sirvieron, un blanco con un nombre tan al pelo como Silencis, de Raventós i Blanc. Os lo recomiendo.

Bastante después, de hecho no hace demasiado, me volví a cruzar de forma fortuita con los navarros al escuchar en un podcast Toro, justo el tema que traigo hoy al blog. Más inmediatos que lo que oí en el coche de mis amigos tiempo atrás, se me aparecían unos Columpio con un sonido agradable y enigmático que me traía a la mente cosas odídas en terreno nacional veinti y pico años atrás.



Por dibujar un retrato de un solo trazo diré que El Columpio Asesino tiene su base y su alma en los hermanos Arizaleta (Albaro y Raúl), que encuentran sus orígenes en la escena punk local siguiendo los dictados de papá Rotten y el legado británico de los 70, y que, como muchos que tomaron el punk como punto de partida, supieron evolucionar del simplicismo (mágico) DIY hacia sonidos nuevos, no renunciando a incorporaciones electrónicas, brass o a elementos locales.

Ahora los escucho de tanto en tanto, en esas sesiones auriculares en ristre y entregando horas a cualquier canal capaz de proporcionarme mi dosis diaria de notas (desde YouTube hasta Yes.fm pasando por Spotify o cualquiera de los cientos de MySpace disponibles). Los quiero traer a la escucha semanal, pero no será en un futuro próximo, tengo mucha cosa ya en el buffer y sólo unas 50 semanas al año. En cualquier caso me llaman la atención y creo que tienen algo que les diferencia. Sigo avanzando casillas en su dirección.

El corte de hoy pertenece al que es su último trabajo por el momento. Una cosa llamada Diamantes que se publicó en 2011 en Mushroom Pillow toda vez la continuidad de Astro, su sello original, no acabó de quedar clara. La voz femenina la pone Cristina Martínez. Pero no ahondo más, si nos llega el momento lo traeremos a la escucha semanal.

No hace mucho hablábamos de sexo oscuro con Gabinete Caligari, otra pequeña muestra aquí. Se titula Toro. Ójala os guste.

Cosas buenas a tod@s.


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