domingo, 4 de noviembre de 2012

El placer del orden en 27 minutos y medio

Leía una vez que ordenar el entorno genera en el que ordena una sensación de control que desenboca en un sentimiento de relax y seguridad. Cuando todo se encuentra donde debe de estar y conocemos de antemano la ubicación de lo que podemos necesitar, se nos presenta un escenario más cómodo. A menudo de respuestas automáticas. Así, con un poco de suerte, no tenemos que pensar. Porque pensar, al fin y al cabo, es como ejercitar un músculo, consume energía, y la tendencia natural es a conservarla para cuando se nos acerque un depredador y tengamos que salir por patas.

Las listas responden a esa inercia primigenia. Otros, en ocasiones nosotros mismos, las generan y nos establecen un marco sobre el que moverse resulta mucho más eficiente y consensuado. Traza puentes de conexión con nuestros semejantes. Podemos empezar una conversación sin muchas posibilidades de fallar argumentando algo tan vago pero tan acertado como "qué buenos que fueron los Beatles, verdad?", o, si de algún iniciado en la materia se tratara, "qué sería de la vanguardia de la música sin reed-moore-yorke?".

A mi las listas me atraen, aparte de por todo lo arriba citado, por el morbo de conocer lo que otros opinan, especialmente en caso de que se les haya "colado" algún artista maldito, algún álbum de puro mainstream que reivindicar, o algun origen desconocido que avanzó el sonido de "fulanito" quince años a que éste último se forrara con la edición de su primer larga duración.

Abro la página principal del NME, y me encuentro con esto: What's The Greatest Record Ever Made?, en el idioma de Azorín: Cuál es la mejor grabación que se ha hecho jamás?.
Leo a cada uno de los entrevistados y me quedo con tres ideas, primera: la de gente supuestamente imprescindible que no conozco, dos: que bueno que era el que grabó a Elvis, y tres: tengo que empezar ya ese libro que me regalaron por mi cumpleaños sobre jazz.

Centrémonos en el Jazz, que siempre viste mucho aunque uno no tenga ni zorra idea.
Me encuentro con Kyp Malone de TV on the radio escogiendo a John Coltrane. No lo menciona explícitamente en sus palabras, pero el NME selecciona una grabación del In a Sentimental Mood, junto a un tal Duke Ellington.
Ahora debería de colocar aquí uno de esos iconos que sacan la lengua por un lado y babean, pero no sé como implementarlo, así que me quedaré con la descripción.
Si tenéis unos auriculares a mano no os perdáis esto. Cuatro minutitos de seda. Con esa percusión a la izquierda, Coltrane entrando por la derecha, el bajo casi imperceptible, las teclas de Ellington... No hace falta saber de jazz para entenderla, con tener sentimientos y orejas vas que te matas.
Hela aquí en Spotify.
Luego, otro día, cuando estemos a otra cosa, contamos algo de estos dos. Hoy sólo pretendía traeros las grabaciones.

Más tarde aparece Carl Craig. A éste le he tenido que buscar por Google (e-buscar?) por que no me sonaba de nada. Leo que es un afamadísimo productor de música techno de Detroit. Mejor, cuanto más lejos le tenga más me sorprenderá. Escoge In a silent way, una gozada de un tipo llamado Miles Davis que, entre otras cosas, soplaba una trompeta. Como dura unos 20 minutos y no siempre los tenemos, dadle al "favoritos" en el navegador o grabad el corte en la carpeta "o lo escucho o la espicho sin oirla" del Spoty. Si sois de los que controlaís aún vuestra vida, aquí le tenéis.
Un comienzo como de ir pasillo alante dejando a la niña dormida en su habitación. Con una nota a baja frecuencia de fondo y gotas cayendo.
Luego pasamos el minuto 4 y comienza la fiesta. El bueno de David se amorra a la cosa un segundo y una sinuosa melodía inicia un descenso espiral, tántrico, con un bajo y una percusión que dejan a la guitarra y el teclado diferenciar cada compás.
Lo que ocurre a partir del minuto 12 es para adultos.

Después Robert Wyatt. Hasta que no he leído que era el de Soft Machine no he tenido donde agarrarme. Y volvemos a Ellington. Such sweet thunder, un trueno tan dulce. Vale hasta de coletilla para memorizar. Tema aquí.
Un tema de esos que los neófitos llamamos jazz en cuanto lo oímos. Muy de band, con sus brass (sus metales, sus vientos estilo trombones). No hace mucho, dándole vueltas a una caja de clips, vi que su traducción en francés es precisamente esa "trombones", como el trombón de varas que decimos en castellano. Muy gráfico.
Un acercamiento más, un paso menos.

En fín, una excusa como otra cualquiera para toparse de cara con un estilo insustituible. Una caja de sorpresas, no exenta de sus anecdotas, sus heterodoxos, sus iconoclastas y sus detractores. Como todas.

Cosas buenas a tod@s.


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