viernes, 14 de noviembre de 2014

La melodía como evolución

En el Ruta 66 de este mes entrevista Jorge Salas a Lee Ranaldo y le aborda con un tema tan viejo como el r'n'r: la evolución musical a traves de la desaceleración y el encuentro con la melodía. No es mal tema este. Refiere Jorge a declaraciones de Gareth Liddiard, vocalista de The Drones, al respecto, viniendo a decir que a cierta edad tocar rápido ya no tiene gracia.

Creo que el bueno de Gareth no estuvo muy afortunado en formular la frase aunque creo entender que el trasfondo es el mismo que se depura del comentario de Ranaldo al respecto: que con el paso del tiempo aparecen lecturas más profundas sobre todo, la música también, y esto le hace a uno ir fijandose en detalles y realzando matices que se escapan en el ataque necesario y brutal (por instintivo) sobre los intrumentos que se hace a edades tempranas.

No hay obligación de versionar en clave de punk la inacabada de Schubert como no la hay tampoco en convertir a cuarteto de cuerda el Oi!oi!oi! de los Cockney Rejects, cada cosa tiene y debe tener su lugar y su tiempo. Sin embargo para este falsario tiene un interés especial la evolución desde sonidos primarios a estructuras más complejas (sean estas ortodoxas según la teoría musical y la armonía, o completamente rompedoras (aunque la atonalidad o el ruido no tengan nada de rompedor a estas alturas de la película)). De hecho la combinación suele dar resultados fabulosos. No hay como juntar la rebeldía y la fuerza, el instinto primario, con la evolución y el enmarañamiento del conocimiento. Hay casos a doquier, desde Fermín Muguruza en tierras cercanas hasta Joe Strummer en el cajón de la memoria.

A veces estos cambios se toman años. No se trata de volantazos y derrapes sino de transformaciones que uno puede ir persiguiendo trabajo a trabajo. Comprobando el cambio de colaboradores y productores, la disolución y reconstrucción de bandas. Como es el caso que me trajo a la memoria el artículo de Salas, la banda que formaron Steve Jones y Paul Cook cuando los Sex Pistols se fueron al garete: The Professionals. No es una banda muy conocida, y tampoco recuerdo cómo llegué hasta ellos. En su trabajo homónimo de 1980 (publicado una década después) se puede encontrar uno de esos cambios infinitesimales que comentaba arriba. Es pequeño (no tan pequeño en cortes como Just Another Dream) pero decidido. Y me encanta. Ah la melodía, la eterna vilipendiada por cursi, por moña, pero lo jodido que es poder dominarla, comprenderla, e introducirse en ella sin caer en el tópico. Que se lo digan a McCartney o a Stevie Wonder, a los H-D-H o a Leiber&Stoller...

Cosas buenas a tod@s.




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