jueves, 25 de octubre de 2012

"Vivir para siempre" y un poeta galés

Fue ayer mismo, durante la comida, que una compañera me trajo a la memoria la melodía que a su vez traigo yo al blog. Un tema merecedor del Óscar a la mejor canción original de 1980 homónimo de la película de la que se hacía valedor: Fame.

Fame es un tema que demuestra que si dos tipos con talento se matan trabajando las suficientes horas, es muy complicado que salga como producto de ello alguna cosa mediocre o directamente apestosa. Me refiero a Michael Gore, que se encargó de la melodía, y a Dean Pitchford, que fue el responsable de la letra.
Éste último, sin ir más lejos, tenía la pequeña base para escribir letras de canciones de ser grado en Literatura Inglesa por Yale. Que digo yo que en Yale, para sacarse eso, hará falta algo más que estar en la cafetería jugando al mus.
El caso es que a ambos les cayó el regalo de generar un corte capaz de condensar el espíritu que pretendía transmitir la historia. Comenzó Gore con algunas líneas, una melodía para los coros, y fue trabajando con Pitchford para encontrar las palabras adecuadas que pudieran transmitir la esencia.

Cuenta Pitchford que la versión definitiva de la canción costó un mes entero con sus cuatro semanas donde trabajaban seis y siete días seguidos a una media de seis horas diarias. Cada palabra, cada nota se repetía, se compartía con terceros, se variaba y se exprimía para tratar de dar con el punto perfecto, para sentir que la idea que ambos compartían y que querían transmitir les llenase por igual en la interpretación.
Sólo una vez, en un único verso, las cosas fluyeron automáticamente para encajar a la primera. Dice la letra: "Fame, I'm gonna live forever" (Fama, voy a vivir para siempre). Pitchford recuerda que la rescató de su memoria de su época de estudio en Yale, rememorando el trabajo del poeta galés Dylan Thomas (del que otro famoso bardo tomaría prestado el nombre para incorporarlo al suyo). Hablaba el poeta desde su vida bohemia y gastada que el mayor regalo que un poeta obtiene es el de que a pesar de tener muy probablemente una vida corta (por los vicios a los que se entrega), viviría sin embargo para siempre en las letras de sus poemas.
En cuanto Gore le escuchó cantándolo le paró y le conminó a ponerlo por escrito inmediatamente, había dado con la frase de la canción. Cuenta Pitchford, sabedor de que la frase no era fruto de ninguna casualidad, que podía estar tranquilo, esa frase no se le podría olvidar jamás.

El tema lo interpreta maravillosamente Irene Cara para la versión original (la de la película de Alan Parker del 80), y Erica Gimpel para la versión que encabezó la serie de televisión del 82. Ignoro si se tenía a la Cara ya en mente cuando se escribió, pero tampoco me ha apetecido bucear hasta ese punto.

No puedo hablar objetivamente de esta canción. Crecí con ella. Como tantas otras melodías televisivas del momento se introdujo en mi cotidianeidad, de forma que no puedo distinguir ya lo que es un juicio cualitativo de lo que es mero ADN. En todo caso me gusta, me parece que el objetivo que tenían estos dos quedó saldado a la perfección y que el tema transpira la energía y la ilusión de los jóvenes aspirantes a artista en las calles de Nueva York. Un himno, esta vez mas impuesto que escogido, pero himno en cualquier caso.

Cosas buenas a tod@s.


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