viernes, 12 de octubre de 2012

De conductores y de indies

En lo que a música nacional se refiere me acostumbré hace tiempo a un escenario heterogéneo. La explosión de sonidos que invadieron desde finales de los 70 el oído patrio generó una onda expansiva que igual atravesaba los latigazos novedosos del punk londinense que se metía en la piel gaucha de supuestos cantantes porteños.

Soy de los que piensa que etiquetas como Movida Madrileña engloban a un grupo de gente en un determinado momento y lugar, pero en ningún caso un estilo musical determinado. Con el actual movimiento indie no me pasa lo mismo. Estoy de acuerdo con los que opinan que la de indie no es una etiqueta para englobar un estilo musical sino para designar aquellos que se dedican a esto de la música y se encuentran fuera del circo de las majors (aún así hay quien entra en ello y aún conserva (al menos entre parte importante del respetable) tal etiqueta). Sin embargo sí me parece un escenario más homogéneo éste que aquel. Una melaza donde los pies de más de dos y de tres se hunden para impedirles levantar las cabezas por encima de lo esperado. No tiene más personalidad el que tiene que demostrar ser diferente del resto del que acepta ser parte de la masa.

Ayer conducía repasando viejos temas y me crucé con la idea. Principalmente vinieron a visitarme dos, uno de ellos, el grupo (ya desaparecido) que traigo al blog. Eran de Toledo, y se llamaban The Sunday Drivers.

Los Sunday Drivers me trajeron, cuando los conocí, un pedazo de las sensaciones que había perdido respecto de la música nacional. Sin inventar nada, con un sonido cercano al de otros que traeremos por el blog más adelante, pero transmitiendo un espíritu especial. Pop optimista, con tintes épicos. Con los teclados mágicos de Julián Maeso y la voz mesmerizante de Jero Romero. Un misil de espontaneidad, de mensajes directos y trazas mod y r&b.

Les conocí en su segundo álbum, un Little Heart Attacks que significó el inicio de su trabajo con Mushroom Pilow y les seguí la pista de cerca en su siguiente trabajo, un Tiny Telephone del que iremos trayendo cosas. Tengo un as en la manga. Guardo como oro en paño su último trabajo, The End of the Maiden Trip, y espero cualquier día de estos enchufármelo vía ótica y merendármelo de principio a fin. No sé si esto puede parecer muy friky (lo de guardar sin escuchar un disco que intuyes te va a encantar), pero os puedo decir que no sólo lo hago con bandas como esta de hoy, si contara..... pero ya contaré otro día de algunos tesoros de la discoteca por estrenar.

Los Drivers se separaron no hace mucho. Lo hicieron por diferencias en la forma de afrontar su futuro musical. Esto no es raro, si ya es complicado encontrarse y coincidir en un momento determinado, prolongar eso conlleva de una química y de unas motivaciones especiales. Ha pasado y pasará siempre. Me supo mal, me gustaría haberlos conservado un par de trabajos más al menos, pero nos quedan sus trabajos por separado. De entre ellos tengo en la recámara lo nuevo de Jero, aunque me parece que aún le toca esperar un rato.

Gracias a su salida a Francia y a cantar en inglés, los Drivers son perfectamente conocidos en el circuito festivalero europeo, no sé si tanto en América, pero a lo que voy es que no hablo de un reducto mesetero y castizo sino de una banda proyectada. Por esto no es complicado encontrar sus trabajos por ahí (por no hablar de la siempre presente red de redes).

Os dejo con un bonito tema de ellos. Una canción con reminiscencias mersey y juegos vocales de los que me gustan. Se llama Can't you see y no hace falta saber inglés para dejarse llevar por el tono vital de la melodía.

Se me ocurren peores formas de empezar un día de fiesta.

Cosas buenas a tod@s.


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