lunes, 23 de julio de 2012

SEXO

Tendría yo diecinueve años aproximadamente cuando caí en la trampa. En un papel tamaño cuartilla que había pegado en una pared de la Facultad de Ciencias se podía leer perfectamente y a distancia la palabra. En negrita, con sus cuatro letras perfectamente remarcadas. Luego, al mirar de cerca el panfleto éste continuaba..."ahora que hemos captado tu atención, queremos informarte de que la selección de balonmano de la Facultad se enfrenta el fin de semana que viene contra la Facultad de <...> de Zaragoza, y bla, bla, bla (grande Ibáñez!)". Lo dicho, cazado.

Cometo la frikada de descargarme en el móvil la portada del disco que voy oyendo durante la semana (es decir, la imagen del Eight days a week). Y puedo asegurar que nunca ninguna había despertado anteriormente tanta expectación como la de este Country Life de Roxy Music.
Comentarios de todos los colores, miradas sorpredidas y sonrisas ladeadas. Inspecciones en detalle de la modelo de la derecha fundamentalmente y especulaciones varias acerca del sexo natural de la persona (confirmado, es una chica). Pero mejor no seguir con ello sin mostrar la portada en todo su esplendor. Hela aquí:


Y es una pena que haya que llegar a este punto sin comentar lo que la portada esconde en su interior, un grupo de canciones estupendas que me han acompañado toda la semana.
Roxy Music es una de las bandas de cabecera de lo que se dió en llamar Glam Rock, una tipología de música a medio camino entre el rock y el pop con aderezos electrónicos varios, puente hacia los Nuevos Románticos y, en sus inicios (Bowie, Bolan, Reed?, NYD) germen parcial de la movida New Wave. Una banda que contó en sus inicios con un vocalista de excepción y uno de los egos más difícilmente aplacables de la industria musical (Brian Ferry), un teclista innovador (Brian Eno) y un guitarrista a tener en cuenta (Phil Manzanera), si bien para este trabajo Eno se encontraba ya en otras movidas involucrado.

Merece mucho la pena dedicarle un tiempo a este trabajo. Me ha gustado casi todo de él. Una producción de la propia Roxy Music y John Punter con sonidos tan diferentes y marcados como el de un Elvis veguero y resacoso en If it takes all night, o la afilada presencia de Manzanera en la cañera primera entrega The thrill of it all. Incluso la sofisticación de A really good time.
Quizás me han quedado menos Bitter Sweet (a la que la acústica del coche en plena autopista no ayudó demasiado) y una insulsa (le daré otra oportunidad) Casanova.

Tengo más material para descubrir de esta banda y a buen seguro lo haré. Ferry y Byrne son dos tipos a los que no sé por qué he ligado en mi cabeza y de los que me apetece mucho conocer más. Sus tendencias a bucear en las músicas del mundo, por ejemplo. Puertas por abrir.

De momento dejo a buen recaudo este Country Life para más escucha. Curioso a nivel personal, especialmente con lo poco dado que soy yo a la vida rural...

Cosas buenas a tod@s.


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