viernes, 7 de septiembre de 2012

Sonrisas ladeadas

Contaba Serrat en ese himno llamado Los Fantasmas del Roxy, tema que un día pasará por este blog, que había una vez, en un banco, una cajera desparramada por la sonrisa ladeada del fantasma de Clark Gable. Desde ese justo momento desee tener yo una sonrisa ladeada. Y la buscaba frente a un espejo. Y nunca daba con ella... Así las cosas no me quedó más alternativa, me la inventé.
Esta noche la saco a pasear. Y lo hago por un colega que sigue este blog con extraña fruición últimamente. Creo que es él. No conozco nadie más en su ciudad.
Él me abrió algunas puertas a algunos grupos, imagino que lo hice yo con otros. El grupo que traigo hoy lo conozco porque él se empeñó en ello. Vinieron, sonaron, y se quedaron. Se llamaban Los Flechazos, y, si no los conocéis, no podéis imaginaros hasta dónde puede llegar el pop nacional, el surf y la movida mod más carnavalera.

Como esta entrada es una sonrisa ladeada, no explicaré cuando empezaron, ni de donde son, ni cuantos trabajos lanzaron ni por qué se separaron. No hablaré del productor ni comentaré qué me parecía Alejandro Díez al frente de la banda. Pasaré por alto el día que les ví en directo y la impresión fría y escéptica que me llevé. Hablaré hoy de la cara iluminada de Los Flechazos.


Los Flechazos es una banda para conocer cuando uno tiene veinte años. Y es importante porque la mitad de la emoción se encierra en poder creerte sus letras. No es que mantengan un nivel muy uniforme, pero hay un buen puñado de ellas (podría citar seis o siete rápido) que merecen estar en lo más alto de la escalera de color  del juego. Hoy traigo una de ellas.

Para mí son canciones que te llevan a una de dos conclusiones:  pedirte la primera o pedirte la siguiente.

Luego pasa el tiempo y queda la música. Para mí personalmente ha envejecido muy bien. Me fastidia un poco que se haya grabado tan baja, pero si algún "jersey-de-cuello-vuelto" me lee se encargará de ponerme en mi sitio. El resultado no ha perdido fuerza. Y puede ser, lo decía antes, porque aún me creo las letras.

La canción de hoy se llama La chica de Mel.
Si tienes la suerte de no concerla, párate aquí y escúchala (la tienes más abajo).
Si, amigo, ya la conoces, qué te puedo contar? por ejemplo, que me gusta que hay que darle más de una vuelta para reconocer de qué está hablando realmente. Esto me hizo girar al principio. Los guiños a NYC, a Breakfast at Tiffany's, a Mel Ramos,... hasta el punto de haber tenido varias interpretaciones y haber estado encantado con cada una de ellas. Por eso mismo no diré la mía. Que cada cual saque la propia.

Volverán por aquí. Sin duda.

Cosas buenas a tod@s.


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