miércoles, 21 de marzo de 2012

El Amador

Siempre que hablo del grupo que me ocupa hoy, me gusta repetir la misma frase: "Y entonces, cuando aún no estábamos preparados, llegaron estos".

"Estos" son Los Planetas.

Y es que a estos nadie les esperaba. A muchos nos pasó incluso que nos despitaron con su primer single. Huérfanos como estábamos de padre y madre, creíamos encontrar sus figuras en unos nuevos y depurados chavales. Y todo resulto ser mentira. Lejos de sustituir a nadie, venían a fabricar un nuevo sonido.
Y venían para quedarse.

Dejadme por favor describir un garito.
Calle Pintor López Mezquita.
No esperéis traza de glamour en sus paredes. No idealicéis lo más mínimo escenario alguno donde una barra de bar pueda erigir en ristre un grifo de cerveza. Más bien imaginad un bar antiguo que, por un traspaso, ha venido a caer en otras manos.
Pensemos primeramente en un propietario que pretende abrir una taberna tradicional. Alargada y paralela a la fachada, no como esas que te introducen hasta el estómago mismo del edificio. Pensemos después en una barra que te cruza la mirada al vencer la puerta y que arranca desde la pared de tu derecha hasta un recodo situado a unos metros a tu izquierda. Una barra que tienes en frente, cercana, apenas a dos pasos de donde te encuentras. Más allá del recodo un par de mesas bajas de madera y un ventanal a la acera. Tras la barra un escenario parecido al de cualquier bar de los 70: repisas con botellas de diversos bebercios señaladas tras reconocibles etiquetas, caja registradora, frigoríficos, una máquina cafetera quiero recordar. Me cuesta traerlo a la memoria iluminado por otra cosa que funcionales fluorescentes agarrados boca abajo a un techo de yeso. Una cocina diminuta y unos lavabos a juego.
Cañas, universitarios ociosos y unas tapas matahambres basadas en patatas fritas y salchichas frankfurt cortadas en ruedas y bañadas en mayonesa y ketchup a partes iguales.
Cuencos con pipas para ir matando el tiempo.
En verano terracita sobre el asfalto.

Esto, poco más, era El Amador.


En él, en tantos, fui dejando mis horas, mis palabras y mis pesetas. Y a él, cantaba Jota, volvía el protagonista de esta canción por ver si la chica aparecía, pero nunca iba.

No sería ésta la canción que yo recomendaría a un desconocedor del sonido de Los Planetas para comenzar su descubrimiento. Para mi ni ejemplifica su sonido, ni permite adivinar hacia donde van sus pasos. Pero sí fue la primera, y estuvo en el momento oportuno en el sitio oportuno para ser, definitivamente, un himno personal.

Cosas buenas a tod@s.

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