domingo, 1 de abril de 2012

Cuando el dinosuario no había acortado su nombre

A uno de los protagonistas del post de hoy ya le conocemos. Se llama Tony Visconti. Le trajimos al hablar de ese discazo de Bowie que se llama Heroes. Visconti es un tipo que hay que conocer para poder entender buena parte de la música que escuchamos hoy día. Por mencionar la parte más descubierta de su actividad habría que volver los pasos sobre el sonido berlinés del Duque o de Iggy Pop. La otra pata del banco Visconti nos la da el segundo protagonista del post de hoy. Un tipo llamado Marc Bolan. Bolan es otro que, de no conocerle, merece la pena dedicarle cinco minutos. Luego, al final del post, explico el título del mismo, pero necesitaba este arranque para darle sentido.

Marc Bolan nació Mark Feld en la Inglaterra de 1947. No fue el de Bolan el primer nombre falso (alter-ego?) que utilizó, aunque decididamente fue con el que se hizo conocido. Se cuenta que lo construyó en homenaje a uno de sus artistas preferidos, nada más y nada menos que el señor Bob Dylan. Nos lo podemos creer o no. Que yo sepa no hay testimonio de Marc Bolan al respecto.

El caso es que Bolan fue siempre un decidido amante de la música rock americana de finales de los 50 y rápido comenzó a formar conjuntos musicales. Desde su más tierna infancia. Pasó la escuela y a los 15 decidió dejar de estudiar para comenzar trabajillos como modelo publicitario de ropa mod mientras avanzaba en su música a base de rasgeos de guitarra acústica. Tras un primer intento infructuoso que vino en llamarse John's Children, Bolan unió sus esfuerzos a los del percusionista Steve Peregrin Took y formó un duo de sonidos rock-folk desnudos e incisivos que se llamó Tyrannosuaurus Rex. Aquí toma cuerpo nuestra historia.

Tyrannousaurus Rex fue un combo sorprendente. Escucharles es una experiencia singular. No es que lo que tengan suene nuevo y salido de la nada, pero sí aparece como algo diferente, enganchoso, atrayente. Sacaron cuatro trabajos al mercado. Los primeros junto a Took, y el último junto a otro percusionista llamado Mickey Finn. Leí no recuerdo donde que Took era un fuera de serie, una fuerza de la naturaleza, un tipo con un talento innato que se unía a la creatividad pasmosa de Bolan y hacía al duo despegar camino de la psicodelia. Diferentes problemas entre los cuales las drogas tuvieron algo que ver hicieron que Marc decidiera prescindir de él en un momento determinado y tomar partido por el perfil más plano pero perfectamente cumplidor de Finn.
Al mismo tiempo, en paralelo, el sonido de Tyrannosaurus Rex iba evolucionando al introducir un aspecto cada vez más eléctrico en sus composiciones, metamorfosis en la que tuvo un papel decisivo el amigo Visconti.

Justo en el cuarto de esos trabajos, allá por el año de 1970, sale a la luz el álbum que me ocupa hoy "A beard of stars" (Una barba de estrellas). El título, por sí solo, ya nos apunta toques psicodélicos dificilmente escondibles.

Qué puedo decir de él? Diré que merece la pena escucharlo. Diré que me gusta mucho. Diré que hay dos temas que traeré el final del post y que son "Lofty skies" y "Elemental Child" que tengo colocadas en el altar de las músicas insustituibles. Y diré también que Bolan suena como si estuviera sentado ahí al lado en el suelo con las piernas cruzadas y la Gibson Les Paul en ristre. Visconti siempre ha sabido conseguir el sonido adecuado. Aquí ya tenía otras cosas en la cabeza, pero aún saca lo mejor de la primera etapa del grupo de Bolan, como hace tu madre cuando eres pequeño con ese yogur que consideras acabado. Meter la cuchara y rebañar hasta el último resquicio de crema que se encuentra en los bordes del recipiente para sacar una última cucharada repleta.
Un apunte para aquellos que escuchéis las canciones al final. No reconocéis esa forma de cantar en un conocido front-man rockero que vendría veinte años después? A lo mejor son imaginaciones mías...

Unos meses más tarde llegaría el cambio. Vendrían las boas al cuello, la sombra de ojos plateada y el estallido del glam rock con todas sus consecuencias. Fue justo en ese momento intermedio que Visconti decidió recortar el nombre del grupo y dejarlo en T.Rex. Así aparecío en las cintas de grabación. Así le costó un primer cabreo a Bolan, pero así se quedó y así llegó a encumbrarse como un referente del rock de la primera mitad de los setenta. Pero eso lo contaremos en otro post. Hoy sólo queria recordar un capítulo breve, pero imperdonable, de una serie de cuatro discos a escuchar, de esa época en la que el dinosaurio no había acortado su nombre.

Cosas buenas a tod@s.



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