lunes, 29 de abril de 2013

El puzzle del árbol

La vida podría ser como el puzzle de un árbol.
Un puzzle sobre el que podríamos decidir el número de piezas que lo forman.
Si escogemos que sean pocas tendremos un puzzle sencillo. Lo montaremos relativamente rápido y no tendremos que calentarnos demasiado la cabeza en saber dónde colocar qué pieza. Pongamos por caso que escogemos que el número de piezas sean dos. Una podría representar el tronco y otra la copa del árbol. La parte negativa es que nunca podremos saber qué es una hoja, o una fruta del árbol. Todo será o copa o tronco.
Por el contrario podemos escoger que nuestro puzzle tenga multitud de piezas.
Esto nos permitirá conocer detalles ínfimos del mismo. Podremos conocer matices inexplicables con el puzzle de dos piezas. Sin embargo será complicado de construir. El encaje de cada pieza nos generará problemas y dudas. Las posibilidades de que acabemos aburridos del mismo se multiplican. O angustiados. En un caso extremo puede que incluso decidamos dejar de jugar al puzzle.

El jazz es ahora uno de mis puzzles.
Y he escogido entrar en él por la vía más sencilla, la del puzzle de dos piezas.
Estas dos piezas representan las dos grandes etapas del estilo. Ambas situadas, más o menos, a ambos lados de la Gran Guerra. Una primera protagonizada por las grandes bandas. Repleta de nombres míticos que todos, incluso los que no sabemos de jazz, hemos oído cientos de veces. La era del swing. Luego viene una segunda. La rotura del estilo anterior, la evolución. La del combo reducido y la partitura abierta. También repleta de nombres que, a los ajenos, nos suenan a leyenda. La era del bebop.

Con permiso, me meto en el bop y piso arenas movedizas. Vamos... lo que hay que hacer.
Y traigo un nombre nuevo al blog. El de uno de los tres grandes impulsores del bop: Charlie Parker. Podríamos decir que los otros dos fueron, por ejemplo, Bud Powell y Dizzy Gillespie. Habría muchos más nombres en el estilo, pero podríamos simplificar y comenzar por estos tres.

Parker, Bird, cambió las reglas del juego. Para mí es difícil explicar por qué. O, bien mirado, puede ser ridículamente sencillo. Con mi hermano recuerdo que cuando teníamos la ocasión de tocar las teclas de un piano, ignorantes como éramos, golpeábamos al azar aquí y allí, sonreíamos y decíamos: "es jazz". Ese desorden, esa colocación de las notas donde la melodía clásica no las espera. Esa anarquía que atraviesa el conocimiento musical pero llega al entendimiento común, eso, es bebop también. Y eso, con una explicación detrás, con una intuición y un talento natural y horas de trabajo encima, era Charlie Parker.

Cosas buenas a tod@s.

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