domingo, 14 de abril de 2013

Banda sonora de carretera

Un amigo de mi mujer no paró de repetirle que debía de escuchar a los Kings of Leon. Que eran de lo mejor. Y le pasó varios de sus discos. Ella los llevaba en el coche y yo iba haciendo de las mias sin urgencia ninguna por acercarme a éstos.
Finalmente caí en la tentación y me traje un trabajo de estos hijos (los Followill) de pastor de la iglesia pentecostal que parieron, con el cambio de milenio, un combo de rock con raíces sureñas y aspiraciones a sonidos épicos.

A veces empiezo por el principio y a veces comienzo por el final, aunque sea, como es el caso, por mero azar. De los discos que le grabaron a mi mujer, éste era el primero que había en el pen. Se llama Come Around Sundown y es una galleta del 2010 repleta de sonidos que tienden a la expansión mental, al ladeo de cabeza, al atardecer veraniego y el pasar de olivos más allá de la ventana del coche en cuarta por carreteras nacionales de interior.

Siendo lo mejor que me he echado a los oídos esta semana un vídeo que cacé en el Facebook de Alejandro Escobedo, me cuesta, ciertamente, venir a hablar de este disco este domingo por la mañana. El pasado lunes, durante su primera escucha, se me vino por segundos David Grey a la cabeza. Luego fui circulando de unos lugares comunes a otros (entre ellos Band of Horses) antes de empezar a leer algo sobre los autores de los temas.  Tiene gracia que entre uno en Spotify y aparezcan los mencionados como Artistas similares en las recomendaciones. Lo digo porque menciona a otros artistas similares donde las coincidencias me brillan por su ausencia. Será que me baso en este trabajo exclusivamente y los de Tennesse tienen tendencias menos producidas en anteriores trabajos.
Y ya que menciono la producción me meto en el charco. Para mi gusto pelín pasada de vueltas. Busco el nombre del artista y me encuentro con Brad Bivens, y me cuadra que se ponga a los mandos de la mesa en el último trabajo de Dawes (que me parecen más cercanos a los KOL que algunas de las similitudes reflejadas en el Spoty).

En total, un disco que me deja algo tibio y que no sé muy bien cuándo me puede encajar. Creo que me olvidaré de sus temas. Tan redondos, tan trabajados, pero que me aportan más bien poco. No lo quiero para el vermut y me temo que tampoco para el café. Lo dejaré, como decía, para acompañar a los olivos en esos largos viajes peninsulares que me meto entre pecho y espalda a veces. Quizás sea la mejor opción. Banda sonora de carretera. No está nada mal, bien mirado, como destino de recreo de un rey.

Cosas buenas a tod@s.




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