miércoles, 13 de febrero de 2013

Jaleos varios, desaceleraciones y una escena impermeable

Historias varias hacen que mi tiempo, últimamente, no sea el que fue. Eso conlleva daños colaterales y me consta que el blog está siendo uno de ellos. Durante el año pasado conseguí cuadrar las cosas, en éste estoy viendo que va a ser algo más complicado. De cualquier manera no cejaremos y, en la forma en que buenamente se pueda, iré tomando notas del camino como llevo haciendo. Quién sabe? el camino es largo y quizás tras otra revuelta vuelva a tener más disponibilidad.

Por lo de arriba se me juntan las entradas y no acabo de sacarlas adelante.
Hablemos un poco de britpop y de ese capítulo que comencé con Oasis hace ya un tiempo
La semana pasada estuve con una asignatura pendiente. Y lo peor es que me temo que la he vuelto a suspender. Blur y Parklife.

Qué tendrán que hacer éstos chicos para atraparme?. No tengo la más remota idea. El significado y trascendencia de este trabajo parece fuera de toda duda. Leer reseñas en libros y publicaciones on-line no hace más que incrementar mi frustración. Pero no hay forma de que se me graben en el disco duro. No encuentro la quintaesencia por más vueltas que le dé al invento.
Puede ser que la expectación haya derrotado la escucha? Eso en ocasiones ocurre. Pero creo que no, que hay algo más aquí. Damon Albarn y los suyos me gustan en canciones, pero aún no he conseguido encontrar la galleta que me arrebate. Y no creo que sea nada personal contra el britpop. No creo que acabara en mala situación en el comentario que hice del trabajo anteriormente citado de sus rivales de isla.
Vaya por delante que me falta toda su segunda etapa. Miedo me da que me falte, la verdad.

Así que a falta de elogios sobre estos temas, se me vienen dos ideas a la cabeza. La una es la anécdota de la disputa por el éxito entre éstos y Oasis, una carrera varias veces referida, en lo que a Blur se refiere, como el grupo que ganó una batalla pero perdió una guerra. Se ha contado mil veces, de forma que prefiero dejarla por si otro día me encuentro con mejor disposicion.
La segunda es introducir una línea acerca del britpop. Una sólo. Esto es más sencillo.

Si uno se pone a leer cosas sobre el britpop la mayoría de las veces se va a encontrar con el concepto de que el britpop apareció en las islas británicas como un movimiento de oposición al grunge americano. Una ola de reivindicación basada en los sonidos 60s y 70s (con The Beatles y The Kinks a la cabeza) y las temáticas puramente locales. Una huida de esa especie de respuesta a la invasión británica que constituía el movimiento abanderado por Cobain and Co.
No conozco tanto del britpop como para aseverar nada de forma taxativa, pero ni Blur, ni Oasis, ni el resto de sus compañeros de viaje me parecen a la altura de la comparación con los iconos mencionados unas líneas arriba. Me gustan los Ocean Color Scene, suele divertirme encontrarme a Pulp, hay temas de Suede para levantarse de la silla, pero Ray Davies y Lennon&McCartney eran otra cosa.
Incluso si vamos más allá de la música y ahondamos en el caldo de cultivo de ambos movimientos (grunge y britpop), me atrapa más la estampa de la segunda mitad de los 80s de la Olympia de Calvin Johnson, incluso la anterior ola de música británica centrada unas millas más al norte, en Manchester.

Posiblemente hay algo que escapa a mi vista a día de hoy. Ese algo que vió, y ve, mucha gente antes que yo. La piedra de toque de una escena que se me situa en un punto intermedio en la línea que une lo anecdótico con lo intrascendente. Precisamente por eso, por esa cosa que se me escapa a la vista, seguiré ahondando en ella.

Un tema de Blur.

Cosas buenas a tod@s.

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