viernes, 25 de enero de 2013

Cómo cocinar un monstruo

Esta semana he estado escuchando un álbum de esos que me llaman la atención por factores ajenos a la música en sí misma. El Monster de R.E.M..

R.E.M. es un grupo que no hace falta presentar y eso me viene muy bien para entrar directamente al tema en cuestión que avanzaba. Estos tipos (Michael Stipe, Peter Buck, Mike Mills y Bill Berry) vivieron entre 1990 y 1992 un punto de excelencia creativa que no sólo les encumbró a lo más alto de las listas a nivel mundial, significó su marca para la posteridad en el acervo de la música popular occidental. Dos álbumes fueron los culpables: Out of time y Automatic for the people.

Pero tenemos el dicho que cuenta que lo difícil no es llegar, lo difícil es mantenerse. Qué podrían ofrecernos los de Georgia tras tan suculento banquete?. Aquí entra mi interés por Monster.


Monster muestra un sonido de guitarras sucias influenciado por grupos de los que mejor podían influenciarlo, los Sonic Youth, sin ir más lejos. No en vano el mismísimo Thurston Moore (salido de la edición del Goo que debió de pasar pero nunca pasó por estos posts) colabora en la galleta en su segundo corte Crush with Eyeliner. Habituados a Loosing my religion, Man on the Moon o Shiny Happy People, el sonido de Monster sorprendió a propios y extraños, o al menos a mí.

Pero no sólo porque fueran los músicos los responsables, sino también porque el cambio no corresponde a una modificación en la responsabilidad en la producción. Ahí tenemos al Scott Litt de los dos álbumes anteriores. Todo un ejemplo de cambio de rumbo con la misma gente a bordo de la nave. No es el primer caso, pero sí es significativo.

Singles aparte, me gustaría incidir en las dos canciones que más me han llamado la atención del disco. Precisamente los tiempos más tranquilos. Por inesperados. Situados en la mitad de la galleta como un banco en la mitad de una cuesta de ascenso a un cerro. Como el paso de un palillo a través de una cereza (corteza, carne, corteza). Se trata de Strange currencies y Tongue.
La primera, con sus enumeraciones, sus phrasal verbs, su melodía cadenciosa. No puedo reprimir imaginar cómo hubiera cantado este tema Roy Orbison.
La segunda, con ese canto en falsete de Stipe y ese organo espectacular dándole colchón.

R.E.M. "es" una de las bandas que mejor sabe arrancar canciones del mundo. Bueno, "fue", aunque le pase lo que a Gardel, que, desde que murió, canta mejor cada año.

Cosas buenas a tod@s.




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