martes, 19 de marzo de 2013

Líquidos no miscibles

Me repartí el domingo, musicalmente hablando, entre dos tipos de lo más diferente y de lo más interesante a la vez. John Powel y Ron Sexsmith. Curiosamente nacidos en un intervalo de tiempo bien reducido (del 63 el primero, del 64 el segundo) aunque separados por varios cientos de kilómetros de distancia (las islas británicas y Canadá).

Powell es un compositor de música para películas. Esto, así dicho, puede resultar de un pedante que tira de espaldas, pero si echamos un vistazo a los filmes a los que ha dedicado su talento nos encontramos con algunas de las grandes joyas de la animación moderna, desde Ice Age a AntZ, pasando por Shrek o Kung-Fu Panda (por no contar sus intervenciones en pelis de acción). Un tipo con unos temas atrayentes y optimistas. Con el deje necesario e imprescindible de las sintonías de la épica de la gran pantalla.

Sexsmith es un cantautor canadiense, como diría yo.... diferente. O eso me parece a mí. No tenía oído nada de él y por recomendaciones acabé en el Forever Endeavour. Y caí enganchado. Por todo en general y por nada en particular. Estaba trabajando y me lo puse de fondo. Cuando hago esto la mayoría de las veces el ensimismamiento en la tarea me abstrae del contenido de lo que escucho. Sin embargo no fue el caso esta vez. En cada tema tenía que levantar los ojos y cazar la melodía. Leer el título del corte. Dejarme un rato en él.

Y me gustó que esto sucediera con el primero, con el segundo, con el tercero de los temas... Es un trabajo delicioso. Hasta el punto que decidí no parar de trabajar para escucharlo y dedicarle, a él sólo, un mejor momento. Más adelante.
Por supuesto que lo acabé. Hasta la última nota. Pero sabedor de que lo tengo envuelto en papel secante metido entre las páginas del tomo de la S de la Espasa.

Como en esto de los gustos no hay nada escrito, dejo aquí para las almas temerosas el enlace al trabajo en Spotify. Para asegurar la inversión ahora que las cosas vienen como vienen.

Como ya comenté hace unas semanas nuevas responsabilidades me limitan el tiempo dedicado al blog, pero dejarlo no entra aún entre mis objetivos. Buscar el modelo de supervivencia me hace mirar nuevas fórmulas de escritura. Desde reducir el contenido a reseñas como la de hoy a elaborar los post en diferentes sesiones durante varios días. Posiblemente la combinación de ambas me lleve a algún sitio. De momento iré salvando los muebles como vaya pudiendo.
Con la ayuda de Ron, claro.

Cosas buenas a tod@s.

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