viernes, 29 de marzo de 2013

D.E.P. Paul Williams. Un centavo para la montaña rusa

Leo en efeeme acerca de la muerte de Paul Williams.

Williams era un auténtico desconocido para mí hace unas horas. Ahora me ha enganchado en parte por el invalorable enlace que la revista digital nos deja hacia unos ejemplares escaneados de la revista de crítica musical que el propio Williams fundó: Crawdaddy!. El enlace está aquí.


Echar un vistazo por esas páginas (para lo que veo inevitable tener un mínimo de conocimiento de idioma inglés) es gozar como un niño la mañana del seis de enero. He recuperado esa sensación que he tenido en ocasiones en algunas bibliotecas o librerías cuando, en mitad de un pasillo atestado de libros, he dado con uno que me ha llamado la atención, lo he abierto, y he comenzado con una línea al azar. La siguiente vez que he tenido consciencia de estar ficicamente ahí, leyendo, ha sido tres, cinco, nueve minutos después.

Leo en uno de los números un artículo acerca del Bob Dylan post Blonde on Blonde, y me zambullo en una diatriba acerca del personaje y su obra, no ya sobre el bardo de Duluth, sobre cualquier autor y cualquier producto de su talento. Impresionante. Recomendable. Escrito con pasión y seguramente con eso que Manrique no se cansa de aconsejar: una vez escrito, corrige; y una vez corregido, corrige otra vez. Los que llegan a lo alto han subido muchos peldaños.

Dentro de ese artículo me quedo con una frase genial que me ha empujado, en último término, a dejar estas líneas aquí. Dice traducido Williams: ...decirle a alguien que escuche una canción es como darle un centavo para la montaña rusa.

Suerte que estos centavos no los gobierna ningún estado político. Son moneda de curso libre. Sólo se necesita a ese que ya ha hecho el camino y la ha forjado. Para recibirla y disfrutar de gastarla.

Montaña rusa por favor.



Cosas buenas a tod@s.

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