Si no me hubiera tropezado en el camino con una obra tan bien parida como fue A tu alcance, me hubiera costado aproximarme a estos boquerones de pro hasta límites que hubieran podido llegar a su abominación. Peró allí estaba yo, en pleno 1988, con el vinilo entre mis manos. Con la sensación de que allí había grandes canciones. Uno de esos trabajos que no puedes dejar de machacar, una vez tras otra. Donde ninguna canción sobra y todas rebosan de ilusión, de vitalidad, emanando la energía del que comienza, del que se lo quiere creer. Píldoras de pop suficientemente edulcoradas como para satisfacer cualquier paladar y a la vez convenientemente cocinadas como para pasar el control más quisquilloso.
Luego vinieron otras aventuras de éstos y poco a poco me fui separando de su sonido. Aún les rastree las huellas unos años, hasta Clima raro, pero tengo que reconocer que finalmente se difuminaron entre la niebla de los nuevos discos que caían en mis manos.
Sin embargo aquel A tu alcance hizo que quedasen para siempre señalados. Danza, los Danza, tenían su germen en una banda de Torremolinos llamada Adrenalina, donde destacaba Ricardo Teixidó, al cargo de la batería y las voces (recuerdo eso que dicen que no hay vocalista que maneje mejor el pitch que un batería). Más adelante se transforma en Danza Invisible y deja el apartado vocal a uno de los frontman más característicos y personales del universo patrio, el gran Javier Ojeda.
Como tantos otros grupos del momento la influencia de la new wave inglesa se deja notar en sus composiciones. Julián Ruiz les produce y sale a la luz, en el 83, Contacto Interior, ya con Ariola. Pasando por un mini-LP en el 85 llamada Maratón, por fin llega en el 86 su primer trabajo sigtnificativo, un Música de Contrabando que ya traeremos por el blog. Un disco directo de por medio llegará en el 88 A tu Alcance y todo el mundo conocerá a Danza Invisible. Barreran comercialmente con Sabor de Amor y llenarán recintos y coparán listas durante años.
Comentaba en el arranque del post que Danza me había vuelto aquel mes de Agosto en que acudí a la feria de Málaga a través del tiempo y de la gente. Lo del tiempo se explica porque estoy hablando de, no me hagan mucho caso, el año 2005 o 2006 más o menos. Lo de la gente es porque un colega y yo nos quedamos en el ferial hasta donde marca el reglamento, es decir, la alboreá.
Tras ella nos acercamos a la puerta de entrada y nos pusimos en cola para los taxis (burgueses que somos algunos oiga). El caso es que en la acera de enfrente estaba la parada de los autobuses y en el suelo se sentaban corrillos de personas tan cansados y tan entretenidos como nosotros. Unas chavalas comenzaron a cantar una canción de los Danza y como si se tratase de algún efecto contaminante los corrillos de al lado comenzaron a corear el estribillo. En un efecto situado en el punto medio que va de la verguenza ajena al "voy a creermelo todo", aquella gente comenzó a cantar a los Danza durante unos minutos. Tres, cuatro temas quizás. Luego llegó nuestro taxi y nos sumergió en el amanecer sordo y largo del amante del vino nocturno.
Fue mi último encuentro con ellos, aunque fuese indirecto.
Consecuencias varias de aquel A tu Alcance, fue mi acercamiento a Van Morrison. Otro punto más a su favor. Y van mil.
Cosas buenas a tod@s.
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