sábado, 26 de mayo de 2012

Un tipo de "Garage"

En música, cuando se pronuncia eso de garage toca realizar una segunda pregunta para saber exactamente del tipo de música de la que estamos hablando. Es una etiqueta, la de garage, que puede referenciarse a cosas tan diferentes como un estilo de rock de corte amateur realizado con una cierta limitación de medios (o pretendiéndolo) o bien puede hacer referencia a lo que ocupa el post hoy, un estilo de música de baile nacido de las habilidades de un DJ para mezclar músicas de diferentes autores. En este último caso, el apelativo de garage refiere a una discoteca neoyorquina que operó del 76 al 87 y que se llamó Paradise Garage. Hablemos un poquito de esta discoteca y de un tipo que allí pinchaba y que cambió la forma en que la música llegaba a la gente. ¿Su nombre? Larry Levan.

Hablar de Larry Levan sin que haya pasado por el blog ni una pequeña mención a David Mancuso sería un pecado imperdonable. Por que todo (bueno, todo no) empezó con él. Mancuso fabricó un concepto nuevo de entender y disfrutar la música. Y creó un espacio propio con reglas nuevas: The Loft.

Hasta Mancuso para que alguien te entendiese como autor musical debías de tocar algún instrumento, cantar o escribir música para alguno de esos dos grupos anteriores. Lo más parecido que había a lo que Mancuso va a desarrollar era el locutor radiofónico o el pinchadiscos al uso de discoteca más o menos moderna. Ambos roles limitaban su trabajo a la selección, la ordenación, el comentario y la presentación de los temas que pinchaban. Mancuso (no él sólo, pero escojámosle como buque insignia) introduce una acción nueva: la manipulación. Ya no consiste en presentar el tema, sino en alterarlo, transformarlo en otra cosa, en un nuevo tema. Herramientas a su alcance? mas temas que poder intercalar o sobreponer primeramente. Más allá, tecnologías nuevas que acercan los samplers, las cajas de ritmo o los sintetizadores.

The Loft era el lugar. Originalmente la propia vivienda de Mancuso. Un lugar con tres características básicas:
1) no se sirven bebidas ni comidas
2) solo entra quien Mancuso invita
3) la música depende de dos factores: DJ y Sound System.

Estos tres factores se convirtieron en el NYC de los 70 en un modelo a copiar, reproducido en salas a lo largo de la ciudad, una de ellas: Paradise Garage. Ahora puedo seguir donde lo había dejado.

El DJ base del PG fue Larry Levan. Levan importa porque no se limitó a copiar el modelo de Mancuso, fue un paso más allá. En sus sesiones podía escucharse de todo: punk, black, funk, ... Levan bebía de múltiples fuentes y a todo le encontraba un hueco en su cabina. Levan tuvo diferentes colaboradores en su etapa en el PG. Uno de ellos se llamaba Frankie Knuckles, y va a ser importante porque va a recibir una invitación para marchar de NYC a un local nuevo abierto en Chicago para dar nacimiento a una forma especial de música de baile. Una mezcla que va a tomar su nombre del local, The Warehouse, un estilo hoy imprescindible en cualquier club del mundo. Así nacerá el house.

Un factor que complica el colocar aquí algún trabajo de Levan es la propia metamorfosis del concepto de música. Ya no se trata de grabar un álbum que alguien pueda reproducir en casa. Nace el concepto de sesión, y con él el peso de la tercera regla de Mancuso. La música se crea en el momento, y llega a través de un equipo especializado, un sound system  que pretende generar una nueva sensación de la música; más allá de haber nacido para escucharse, la música se siente en la piel, con el tacto, es una onda sonora que encuentra el cuerpo y choca contra él. Una sensación irreproducible en un equipo doméstico. Se suben los bajos y las percusiones en las mezclas y se potencia el choque físico sobre el melódico (algo que en derivados posteriores llegará al paroxismo. Una cosa que por estas tierras va a bautizarse popularmente como chunda-chunda). No vale la pena grabar una sesión, es como ver un partido de fútbol en diferido y conociendo de antemano el resultado. El show se vive en directo y en el sitio indicado, presencialmente. Se disfruta y se pierde. Hasta volver a por otro nuevo y diferente.

En youtube hay material. Aunque el sonido no pueda ser nunca el del Sound System del PG, os dejo aquí el inicio de una serie de videos en cortes de 10 minutos. Un paseo por el año 87, el Paradise Garage, NYC y la Cultura de Club de la mano de un maestro en el asunto.

Cosas buenas a todo@s.




viernes, 25 de mayo de 2012

El extraño caso del sonido EK


Es posible que un nombre como el de Phil Ek no diga mucho así, de primeras, pero se trata de uno de los productores con impacto en la música popular norteamericana en los últimos años. De entre su ya-no-tan-corto trabajo (comenzó allá por el 94) especialmente me interesa esa alteración que hace de los sonidos folk en dos bandas de alcance ya mundial como son Fleet Foxes y Band of Horses.

He escuchado más a los segundos que a los primeros, además los escuché antes. El caso es que la escucha de los segundos hace unos días me ha traído de vuelta aquella sensación que ya tuve. Un sentimiento encontrado, algo parecido a algunas comidas asiáticas que entran en boca con un gusto muy acentuado y agradable y, a medida que las vas masticando, van liberando tonos que no te esperas, agridulces con que no contabas, puntas ácidas que no te cuadran. Pues algo parecido me pasa con la música tamizada por el amigo Ek.


Como no estudié ingeniería de sonido, no puedo encontrar las palabras exactas para explicarlo, pero diría que pasa por un reverb más acentuado de lo que mi gusto necesita y un fade innecesario. Como si de un wall of sound se tratase pero, en lugar de conseguido mediante la superposición de pistas, se obtuviera mediante la acumulación de efectos. Otro punto para mi gusto pelín cargante es el sobreestudio del aspecto vocal. En ocasiones entran líneas de voz que me sobran, que no necesito ya para tener la canción más presente, como si dieran una mano extra de pintura a una pared que ya tiene las manos suficientes como para tener una distribución del color homogénea.
El caso es que la música me gusta, me gusta mucho. Las melodías me parecen bien conseguidas, pero el punto ese de artificiosidad me deja como a dos palmos de la meta tras la maratón. A punto de conseguir la nota perfecta y la entonación adecuada. Y entonces es cuando no sé qué pensar. Voy a decir una chorrada aprovechando que el post y el blog son mios: no me parece un sonido actual. Me hubiera parecido un experimento más adecuado allá por los noventa. Ahora lo veo.... "pasado de moda"? Tampoco lo tengo claro.  No sé si es esa la sensación exacta que me genera, pero se le parece.

Por toda esta incertidumbre llamé al post como le llamé. Por desgracia no es éste un post donde los lectores se animen mucho a dejar comentarios, de forma que no sé si tiene mucho sentido que lance al viento la invitación a que dejéis vuestra opinión más abajo. De momento ahí dejo la mía, y, para adjuntar pruebas al juicio, entradas a los trabajos en Spotify. A ver a qué os suenan a vosotros. En cualquier caso insisto en lo ya dicho: El caso es que la música me gusta, me gusta mucho.

Cosas buenas a tod@s.

Fleet Foxes - Fleet Foxes (2008)










Fleet Foxes - Helplessness Blues (2011)











Band of Horses - Everything All The Time (2000)









Band of Horses - Cease To Begin (2007)










Band of Horses - Infinite Arms (2010)

jueves, 24 de mayo de 2012

Segundas vidas

Las vidas dan de si hasta que se acaban. En ellas algunos saben dar con la fórmula una vez, hacer encajar las piezas de forma que puedan llegar a plasmar de forma tangible aquello que tiene solo forma en el interior de sus cabezas. Luego hay otros, la mayoría, que persiguen ese objetivo durante años sin conseguir darle la forma deseada. Finalmente hay un grupo de escogidos que alcanzan a provocar esa conjunción dos veces, aprovechando conocimientos y edades distintas, reinventándose a si mismos. Una acción, la de reinventarse, al alcance de unos pocos, aquellos capaces de olvidarse de sí mismos, de enterrar en su cajita al super-yo, y de dar a luz un ser nuevo.

En este país tenemos algunos ejemplos. El que traigo hoy al blog, uno de mis preferidos: Santiago Auserón.


De la primera vida de Auserón no toca hablar hoy, así que la obviaré. La historia de hoy comienza en 1993, cuando gira junto a ese tipo de fina estampa que es Kiko Veneno en una cosa que llaman Kiko Veneno y Juan Perro vienen dando el cante.  Tomando el nombre del título de uno de los trabajos imprescindibles en la música popular española de todos los tiempos, Auseron se sumerge en los sonidos latinos, sensuales, en el smooth y en el swing.

Comenzó a editar con Raíces al viento, en el 96, produciendo junto a Joe Dworniak entre La Habana y Londres. Siguió en el 97 con La Huella Sonora, produciendo junto a su hermano, el gran Luis Auserón, ya de vuelta por Madrid. En el 2000 sacó Mr Hambre, producido a solas entre Madrid y Praga. Mi persecución acabó, de momento, en el trabajo del 2002, una joya llamada Cantares de Vela de la que precisamente rescato el tema de hoy. Antes de ayer, como aquel que dice, publicó un nuevo trabajo, Río Negro, pero no lo he escuchado aún más allá de lo fortuito. Poco puedo hablar de él.

Así pues, de entre estos cinco trabajos, rescato hoy un corte con un sonido espectacular. Un trabajo éste (el álbum) en el que contó con los arreglos de un mago de las teclas de este país que se llama Josep Mas "Kitflus", un músico de esos que nunca aparecen en primera fila pero sin el cual estaríamos más huérfanos de lo que estamos. Unos dedos que quiero imaginar a los mandos del órgano que abre la melodía de este increible tema y la va llevando entre percusiones y una acústica vibrante y aguda, envolviendo la voz de esta cabeza despejada de la que podemos disfrutar con las orejas.

De Juan Perro, himno que lleva por título No más lágrimas.
Ójala os guste.
Cosas buenas a tod@s.


domingo, 20 de mayo de 2012

El día que la música murió


Hace mucho, mucho tiempo...
Aún puedo recordar como esa música me hacía sonreir
Y yo sé que si tuviera mi oportunidad
podría hacer a toda esa gente bailar,
y, a lo mejor, serían felices durante un rato.


Pero Febrero me hizo temblar con cada periódico que entregué,
Malas noticias en las puertas,
no pude dar un paso más

No puedo recordar si lloré cuando leí acerca de su viuda,
pero algo me llegó muy hondo
el día que la música murió.

Así que adiós, adiós Miss American Pie
conduje mi furgoneta hasta el dique, pero el dique estaba seco,
los chicos bebían whiskey y centeno,
cantando: "ese será el día que muera", "ese será el día que muera"

Escribiste tu el Libro del Amor,
Tienes fe en Dios allá arriba si te lo dicta la Biblia?
Crees en el rock'n'roll,
puede la música salvar tu alma mortal,
y puedes enseñarme a bailar realmente lento?

Vale, sé que estas enamorada de él
porque te vi bailando en el gimnasio,
os sacásteis los zapatos,
y, chico, me enterré entre aquellos rythm and blues.

Yo era un chico sin pasta
con un clavel rosa y una furgoneta
pero supe que no era un tio con suerte
el día que la música murió.

Y empecé a cantar
Así que adiós, adiós Miss American Pie
conduje mi furgoneta hasta el dique, pero el dique estaba seco,
los chicos bebían whiskey y centeno,
cantando: "ese será el día que muera", "ese será el día que muera"

Ahora, durante diez años, hemos estado solos,
el musgo engrodó sobre la piedra rodante,
pero así no es como solía ser.
Cuando el bufón cantó para el Rey y la Reina
con la cazadora que le tomó prestada a James Dean
y una voz que venía de tí y de mi.

Oh, y mientras el Rey estaba cabizbajo
el bufón le robó su corona de espinas.
El juició de aplazó sin dar una sentencia.
Y mientras Lennon leía el libro de Marx,
el cuarteto ensayaba en el parque,
y cantamos canciones de funeral en la oscuridad,
el día que la música murió.

Estábamos cantando:
Adiós, adiós Miss American Pie
conduje mi furgoneta hasta el dique, pero el dique estaba seco,
los chicos bebían whiskey y centeno,
cantando: "ese será el día que muera", "ese será el día que muera"
Helter Skelter en un verano asfixiante.
El pájaro cayó hasta el fallout shelter.
ocho millas de altitud y cayendo rápido aterrizó sobre la hierba.
Los jugadores intentaron un pase adelante
con el bufón al margen.

Ahora que el aire de mediodía es dulce perfume
mientras los sargentos tocan una melodía de marcha
todos ibamos a bailar, pero no nos dieron la oportunidad!
Porque los jugadores tomaron el terreno,
la banda se negó a cederse a ellos,
recuerdas lo que fue revelado el día que la música murió?

Empezamos a cantar:
Adiós, adiós Miss American Pie
conduje mi furgoneta hasta el dique, pero el dique estaba seco,
los chicos bebían whiskey y centeno,
cantando: "ese será el día que muera", "ese será el día que muera"
Oh, y ahí estábamos todos, en el mismo sitio,
una generación perdida en el espacio
sin tiempo ta para comenzar de nuevo.

Así que, vamos Jack!, sé ágil, Jack, sé rápido,
Jack Flash aposentado en el candelero.
porque el fuego es el único amigo del Diablo.
Oh, y mientras le observaba en el escenario
mis manos mis manos se cerraron en puños de ira
ningún ángel nacido en el infierno pudo romper el conjuro de Satán.
Y, mientras las llamas subian hasta el cielo,
para iluminar el rito de sacrificio,
ví a Satán riendo con gusto,
el día que la música murió.

Él cantaba
Adiós, adiós Miss American Pie
conduje mi furgoneta hasta el dique, pero el dique estaba seco,
los chicos bebían whiskey y centeno,
cantando: "ese será el día que muera", "ese será el día que muera"
Me encontré una chica que cantaba blues
y le pregunté si tenía noticias buenas
pero ella tan sólo me sonrió y se dió la vuelta y se marchó.
Bajé hasta la tienda sagrada
donde había escuchado la música años atrás,
pero el hombre que allí estaba me dijo que la música no sonaría.

Y en las calles los niños gritaron,
los amantes gritaron y los poetas soñaron,
pero no se dijo una sola palabra.
Las campanas de la iglesia estaban rotas
y los tres hombre que más admiré:
el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo,
tomaron el último tren a la costa
el día que la música murió.


E iban cantando
Adiós, adiós Miss American Pie
conduje mi furgoneta hasta el dique, pero el dique estaba seco,
los chicos bebían whiskey y centeno,
cantando: "ese será el día que muera", "ese será el día que muera"

E iban cantando

Adiós, adiós Miss American Pie
conduje mi furgoneta hasta el dique, pero el dique estaba seco,
los chicos bebían whiskey y centeno,
cantando: "ese será el día que muera", "ese será el día que muera"



Qué complicado es comentar esta canción. Pocas habrá tan complejas, tan enigmáticas y con tantas cosas a deducir y a descubrir. La escribió Don McLean y fue publicada en el 71.
En ella McLean genera una crítica audaz y un retrato incisivo de la sociedad americana y de la pérdida de la inocencia que significó el paso de la sociedad de los 50 a la de finales de los 60.

De un modelo de valores tradicionales, con la música como elemento de disfrute, de baile, de diversión a un modelo reivindicativo, donde la música se transforma en algo que no sirve ya para ese hedonismo sencillo, que transporta mensaje y se convierte en arma.

Esa primera concepción de la música la tiene McLean en su adolescencia, pasando por las tiendas de vinilos a escuchar singles, ensayando los temas en el gimnasio del instituto preparando el baile de fin de curso. Transformando la música en un compañero. Un mundo de rock'n'roll que, para McLean acaba un mes frio de Febrero, cuando un avión despega con tres singulares pasajeros a bordo y se los lleva de Clear Lake y de la vida.

No es éste el post de pormenorizar la tragedia, pero sí de significarla como el punto de partida del tema de McLean, en especial por la pérdida de Buddy Holly.

Hay muchas páginas que indagan en la letra de este tema. Una en castellano, sencilla y directa es esta que dejo aqui. Muy completa, a mi juicio, aunque con alguna imprecisión (que los lectores del post acerca de Altamont sabrán descubrir rápido).

Un temazo que está ya consagrado y universalizado por encima de estilos y épocas.

Cosas buenas a tod@s.
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A long, long time ago...
I can still remember
How that music used to make me smile.
And I knew if I had my chance
That I could make those people dance
And, maybe, they'd be happy for a while.

But February made me shiver
With every paper I'd deliver.
Bad news on the doorstep;
I couldn't take one more step.

I can't remember if I cried
When I read about his widowed bride,
But something touched me deep inside
The day the music died.

So bye-bye, Miss American Pie.
Drove my chevy to the levee,
But the levee was dry.
And them good old boys were drinkin' whiskey and rye
Singin', "This'll be the day that I die.
"This'll be the day that I die."

Did you write the Book of Love,
And do you have faith in God above,
If the bible tells you so?
Do you believe in rock 'n roll,
Can music save your mortal soul,
And can you teach me how to dance real slow?

Well, I know that you're in love with him
`Cause I saw you dancin' in the gym.
You both kicked off your shoes.
Man, I dig those rhythm and blues.

I was a lonely teenage broncin' buck
With a pink carnation and a pickup truck,
But I knew I was out of luck
The day the music died.

I started singin',
"Bye-bye, Miss American Pie."
Drove my chevy to the levee,
But the levee was dry.
Them good old boys were drinkin' whiskey and rye
And singin', "This'll be the day that I die.
"This'll be the day that I die."

Now for ten years we've been on our own
And moss grows fat on a rollin' stone,
But that's not how it used to be.
When the jester sang for the King and Queen,
In a coat he borrowed from James Dean
And a voice that came from you and me,

Oh, and while the King was looking down,
The jester stole his thorny crown.
The courtroom was adjourned;
No verdict was returned.
And while Lennon read a book of Marx,
The quartet practiced in the park,
And we sang dirges in the dark
The day the music died.

We were singing,
"Bye-bye, Miss American Pie."
Drove my chevy to the levee,
But the levee was dry.
Them good old boys were drinkin' whiskey and rye
And singin', "This'll be the day that I die.
"This'll be the day that I die."

Helter Skelter in a summer swelter.
The birds flew off with a fallout shelter,
Eight miles high and falling fast.
It landed foul on the grass.
The players tried for a forward pass,
With the jester on the sidelines in a cast.

Now the half-time air was sweet perfume
While the Sergeants played a marching tune.
We all got up to dance,
Oh, but we never got the chance!
`Cause the players tried to take the field;
The marching band refused to yield.
Do you recall what was revealed
The day the music died?

We started singing,
"Bye-bye, Miss American Pie."
Drove my chevy to the levee,
But the levee was dry.
Them good old boys were drinkin' whiskey and rye
And singin', "This'll be the day that I die.
"This'll be the day that I die."

Oh, and there we were all in one place,
A generation lost in space
With no time left to start again.
So come on: Jack be nimble, Jack be quick!
Jack Flash sat on a candlestick
Cause fire is the Devil's only friend.

Oh, and as I watched him on the stage
My hands were clenched in fists of rage.
No angel born in hell
Could break that Satan's spell.
And as the flames climbed high into the night
To light the sacrificial rite,
I saw Satan laughing with delight
The day the music died

He was singing,
"Bye-bye, Miss American Pie."
Drove my chevy to the levee,
But the levee was dry.
Them good old boys were drinkin' whiskey and rye
And singin', "This'll be the day that I die.
"This'll be the day that I die."

I met a girl who sang the blues
And I asked her for some happy news,
But she just smiled and turned away.
I went down to the sacred store
Where I'd heard the music years before,
But the man there said the music wouldn't play.

And in the streets: the children screamed,
The lovers cried, and the poets dreamed.
But not a word was spoken;
The church bells all were broken.
And the three men I admire most:
The Father, Son, and the Holy Ghost,
They caught the last train for the coast
The day the music died.

And they were singing,
"Bye-bye, Miss American Pie."
Drove my chevy to the levee,
But the levee was dry.
And them good old boys were drinkin' whiskey and rye
Singin', "This'll be the day that I die.
"This'll be the day that I die."

They were singing,
"Bye-bye, Miss American Pie."
Drove my chevy to the levee,
But the levee was dry.
Them good old boys were drinkin' whiskey and rye
Singin', "This'll be the day that I die."

Otros como yo

Otros como yo es una canción que los 091 publicaron en su trabajo del 93 Tormentas Imaginarias.
Utilicé el título cuando abrí en la columna lateral del blog una sección donde referenciaba blogs y páginas por las que suelo navegar de tanto en tanto.
Como ví que el listado crecía y hacía la barra lateral más bien algo inservible, se me ocurrió el abrir una segunda página, rescatar el título, y mantener allí los enlaces que me vaya encontrando y que considere interesantes. De momento, de blogs.
Las páginas del blog (que son, de momento, dos) aparecen en una barra de color gris justo debajo de la cabecera del blog.
Y, bueno, me lo pongo en bandeja. De los 091, canción que lleva por nombre: Otros como yo.

Cosas buenas a tod@s.


viernes, 18 de mayo de 2012

Mods y otras hierbas

Al principio no había nada.
Luego vinieron los ritmos primitivos, la percusión, el golpear de un cuerpo contra otro. Y años y años de evolución y desarrollo en todos los campos y materias de la relación y el conocimiento humano. Mucho tiempo después, sobre la misma línea, nació el rock'n'roll y volvió locos a todos.

El impacto fue tan profundo que aún hoy se dejan sentir las consecuencias. Hubo sin embargo un tiempo en que el hombre se reveló contra el rock'n'roll. Lo tildó de anticuado y de estancado. De ser incapaz de reinventarse y de copiar el mismo modelo una vez y otra. Entonces extendió esa animadversión más allá de la música, hasta llegar a las indumentarias, la imagen, las costumbres mismas del género. En respuesta cambió la artificiosidad del rock'n'roll por una nueva artificiosidad. Más natural a su juicio, menos afectada, más acorde a los tiempos. Y cambió la chupa de cuero por la gabardina, la Harley por la Vespa, el tupé por el flequillo lacio y las faldas con almidón por los pantalones de pitillo. Eran diferentes, pero sobretodo eran modernos, contra lo vintage, nacía lo mod.

Es más sencillo cuando a un acontecimiento se le puede fijar una fecha concreta de inicio y otra de final. Como a una vida. Pero no siempre es tan inmediato. Absolute beginners, la novela de Colin MacInnes podría ser un punto de partida. Musicalmente venían del modern jazz y fueron extendiéndose hacia el soul y los sonidos beat y r&b que incorporaban bandas británicas (epicentro de esta escena). De entre los grupos que incorporaron estos sonidos y que se convirtieron en referencia de la juventud mod los indiscutibles The Who. Pero no hablaremos de The Who en este post. Serán nuestro punto de referencia.

Más adelante vino el que posiblemente fue el giro más importante en la música popular occidental desde la aparición de Elvis, el impacto de la cultura DIY (do it yourself) con los Sex Pistols a la cabeza. La cultura DIY cambió las reglas del juego y generó una ola que arrastró a multitud de jóvenes que se acercaban a la música abriéndoles la posibilidad de convertirse en auténticas estrellas sin necesidad siquiera de tener conocimientos musicales. Las consecuencias de esto las podemos comentar otro dia.
El caso es que, en medio de este remolino aún había gente que recogía el legado sixty y mantenía como referencia el sonido trabajado y aplastante de bandas como The Who.

Este fue el caso de tres chavales ingleses de Wokin: Rick Buckler, Bruce Foxton y Paul Weller. Éstos comenzaron sus andanzas allá por 1972 (si bien no publicaron su primer trabajo hasta el 77). Se llamaban The Jam.

El último álbum que estuve escuchando en el coche fue precisamente su primer trabajo, este que comentaba del 77, un álbum llamado In The City.

Parece mentira que primeros trabajos suenen tan bien, con la energía, la descarga y el equilibrio que suena este In The City. Me vine disparado a ver quién lo había producido y me encontré con Vic Smith. Smith es parte del alma del sonido Jam. Un tipo del que otro día podemos traer algunas producciones y que unió su talento a grupos de la altura de Judas Priest o Black Sabbath, pero también a Cat Stevens o Joe Cocker.
Doce temazos para no parar de escuchar y, si se tercia, bailar (que era, por otro, lado muy mod). Todos propios del grupo (principalmente de Weller) excepto las versiones Slow Down (de Larry Williams y que ya habían versionado otros como The Beatles) y la sintonía de la serie Batman (con la que habían hecho lo propio ya anteriormente The Who). Del resto... ni me atrevo a seleccionar una, rock del bueno, del exquisito diría, y, insisto, en un primer trabajo. No me suele dar tiempo de analizar las letras de los discos (ya voy de tanto en tanto metiendo letras en esa etiqueta que llamo lyrics), pero las de este disco son para pararse un ratito. Weller sabía lo que quería decir con ellas perfectamente.

The Jam se convirtieron en uno de los puntos de referencia del movimiento mod y mantuvieron una carrera cohesionada y uniforme. Enlazaron un número espectacular de singles en el top40 inglés hasta su desaparición en el 82. Un final de corte limpio con una serie de conciertos en su tierra natal. Una banda para escribir con letras de oro. Si no los conoces, en serio, te estas perdiendo algo grande.

Cosas buenas a tod@s.


domingo, 13 de mayo de 2012

500 dólares en cerveza y un tipo asesinado

Como he podido, a trozos, interrumpido en varias ocasiones, es decir, no de la manera más deseable, he visionado el documental Gimme Shelter, donde se recoge la gira americana de The Rolling Stones del 69, y donde se muestran tomas originales y declaraciones tanto de la preparación y organización como de la celebración de un concierto que Sus Majestades Satánicas dieron en Altamont (California).

Los acontecimientos que acaecieron en este concierto son, creo, bastante conocidos por la gente que sigue el tema de rock de cerca, pero puede ser que no se tengan tan presentes por quien no ha tenido la posibilidad o la curiosidad de bucear en ellos. Aquel 6 de diciembre de 1969, los Stones (aunque es simple e inexacto reducirlo a ellos)  pretendían realizar el Woodstock de la costa Oeste, un festival donde reunir a varias de las bandas más potentes del momento y congregar a un nutrido numero de aficionados.

El Altamont Speedway Free Festival se organizó en dicha localización con urgencia debido a diversos problemas que aparecieron con localizaciones que se intentaron previamente. Cuando por fin se tuvo la certeza de que el concierto podría tener lugar en aquel lugar, era ya jueves 4. Faltaban tan solo dos días para el evento.

Uno de los puntos que se trataron como es usual en cualquier congración de estas dimensiones fue la seguridad. Se esperaba una asistencia masiva y eso podría traer problemas. Desde meras peleas hasta violaciones, quien sabe si alguna muerte. Noche, drogas, rock'n'roll, miles de personas reunidas en un espacio delimitado. Si es posible hay que contemplarlo.

Sam Cutler era el road manager de los Stones en aquel momento.Tras varias conversaciones con implicados en el festival, Grateful Dead especialmente entre ellos, Cutler se decidió por ceder la seguridad "general" del festival a los Hell's Angels a cambio de 500 dólares en cerveza que podrían beber libremente durante el show. Los GD habían recurrido a los Angels en ocasiones con anterioridad y nunca habia ocurrido ningún incidente digno de ser mencionado. Ha habido muchas versiones y declaraciones de ambas partes tras el trágico incidente. Parece que la idea de Cutler era la de que los Hell's Angels se dedicaran a orientar a los asistentes, evitar que accedieran a los equipos, y colocarse a pie del escenario como imagen persuadora entre el público y el entarimado.

No me ha quedado claro viendo la cinta todo lo que ocurrió. Es cierto que los Angels no eran profesionales y, por tanto, gente capacitada para controlar aquella masa (varios de ellos, en sus llamadas a la radio el día posterior argumentan precisamente que no era su intención la de hacer de policías ni encargarse de la seguridad en ese punto), pero acciones anteriores al trágico suceso final (como la agresión de un Angel al vocalista de Jefferson Airplane Marty Balin que le dejó directamente noqueado) inducen a pensar que algo no iba del todo bien aquella tarde. Es curioso que precisamente el grupo que había recomendado a los Angels y había hecho uso de ellos en diversas ocasiones con anterioridad (los GDs) decidieran abandonar el festival atemorizados sin llegar a ejecutar su interpretación.


Los Stones eran la cabeza del festival y, como tales, salieron en último lugar. La masa se acercaba peligrosamente al escenario. Las imágenes dejan claro el peligro que aquello representaba y la complicada acción de los Angels para, a duras penas, ir reteniéndola. Mick Jagger se nota nervioso e inseguro, pidiendo en repetidas ocasiones calma. El grupo rodeado por gente por todos lados en una escena de caos como pocas veces se habrá visto sobre un escenario. Hell's Angels de aquí para allá. Espectadores a pocos metros del grupo. Tensión. El combo manteniendo la música por no salir corriendo.

Meredith Hunter tenía 18 años y un revolver. Iba puesto de metaanfetamina y se le ocurrió utilizarlo quién sabe con que fin. Lo extrajo de debajo de la ropa y lo alzó al aire apuntando. Alan Passaro lo vio y se avalanzó a él con un cuchillo en la mano derecha mientras con la izquierda abatía el arma. Lo apuñaló varias veces en la parte superior de la espalda. La muerte fue inevitable.

Para que una desgracia ocurra han de coincidir multitud de factores. Si esto no hubiera pasado nadie se hubiera detenido a poner en tela de juicio la idoneidad de utilizar a un grupo de moteros bebedores de cerveza como cuerpo de seguridad para organizar y retener a una multitud de miles de personas. Pero pasó. Si Hunter no se hubiera presentado en un evento como éste con un arma de fuego y se hubiera drogado hasta perder el juicio y sacarla y apuntar con ella nadie se hubiera avalanzado sobre él sin miramientos. Si la persona que se avalanzó salvó vidas a costa de la de Hunter o si una persona entrenada en su lugar hubiera reducido a un chaval delgado y colocado sin generar mayores daños nunca lo sabremos.

El suceso de Altamont es considerado por muchos el fin de la era Hippie, el momento en que muchos abrieron los ojos para perder la inocencia. Los Stones se desligaron de los Hell's Angels profesionalmente. Spencer Dryden dejó la batería de Jefferson Airplane meses después.

Los Stones tenían su concierto mediado y lo acabaron. No estuvieron enterados de la muerte de Hunter hasta más tarde. Cuando el trágico suceso ocurrió acababan Under my thumb.

Cosas buenas a tod@s.


Escenario vacío

No tenemos ya a ninguno de los tres para sacarse palomas de la chistera. Pero les tuvimos. Les disfrutamos, y aún podemos rememorarlos en sus canciones, en las generosas grabaciones de que disponemos. Tres caballeros que defendieron, aferrados a sus guitarras, el rock en tierra extraña. Tres padrinos (como en la peli de Ford) de la música popular de este país: Enrique Urquijo, Pepe Risi y Antonio Vega.

No sabría decir a quién debo más de los tres el consumo compulsivo de música, la escucha constante, el despertar de la pasión por el ruido. Geniales los tres, cada uno en su terreno. Valientes en el sentido literal del término. Suicidas también, avanzados. Quisieron explorar el camino y conocer a dónde llegaba. Sacarle a sus instrumentos y a sus cerebros la última gota de esencia de inspiración, de locura, de genio.


No pretendo hacer de este un post de datos. No mezclaré aquí las discografías ni las fechas con las sensaciones. Ni siquiera entraré en cada uno. Dejo esto para otro momento. Hoy me crucé con un tema de Antonio que se llama Antes de haber nacido y se me vinieron los tres a la cabeza como un disparo.

Sólamente por eso quería dejar un tema de cada uno aquí. Por si alguien tiene la suerte de no conocerles y se encuentra de boca con sus músicas.

Cosas buenas a tod@s.





jueves, 10 de mayo de 2012

La pequeña vieja banda de Texas

ZZ Top es una de las bandas icónicas del rock'n'roll. De hecho las largas barbas de Billy Gibbons y Dusty Hill son conocidas fuera y dentro del circo rock. Yo mismo les conocí antes por su aspecto que por su música. Y hacerse una imagen en un mercado como el musical ayuda, no a componer mejores canciones, pero sí a diferenciarte del resto y llegar de forma más certera a la masa.

He estado escuchando Tres Hombres, que fue un disco que los tejanos (me faltaba nombrar a Frank Beard) sacaron en 1973 y que significó su tercer trabajo. Posiblemente el que les empujó en sus inicios de forma más decidida hacia el reconocimiento. Le seguiría otro hito como Fandango!, y habría que esperar unos años para llegar a ese otro gran éxito en su carrera que significó Eliminator. Pero he estado escuchando Tres Hombres.

La portada del álbum, todo sea dicho, parece que la ha hecho mi abuela con el Power Point en las clases de la residencia. Y hasta aquí las cosas malas del disco. Vamos ahora con la música. Me ha encantado. No todo el material, pero sí una parte importante de él. Aparte de la superconocida La Grange, posiblemente la única que no necesita presentación y una que me voy a saltar en este post, me impactó encontrarme en el segundo corte la herencia de blues emigrado de Jesus Just Left Chicago, un temazo que destila filosofía Chess por los cuatro costados. Aunque el blues de Chicago naciera básicamente de la emigración de la gente del Delta (muy particularmente de la combinación Waters-Walter-Dixon), Texas fue un estado que dio impagables colaboradores al blues (posiblemente Blind Lemon Jefferson como cabeza más visible), de forma que, no pareciendo tan extraño escuchar un ritmo de blues proveniendo de estos barbudos, sí me cogió a contrapié (satisfactoriamente). En fin, una maravilla que no me resisto a escuchar de nuevo y que suena así:


Más cosas que me sorprendieron, el juego vocal de Beer Drinkers & Hell Raisers (alguien conoce la regla por la que cualquier palabra utilizada en el título de una canción debe de escribirse con mayúscula se trate o no de nombre propio?), aunque la canción me canse un pelín después de unas cuantas escuchas. Cosa que no me ha ocurrido de momento con la más facilona y radiable Move me on down the line (y que venga Gibbons si quiere y ponga él las mayúsculas). Una sorpresa menor pero agradable. De esas de escuchar en el coche mientras se está a otra cosa, aunque prestándole atención de vez en cuando, como cuando el estribillo te llama desde los altavoces. No sé por qué no es más conocida (o a lo mejor sí lo es y aquí uno está en la parra, que también podría ser el caso). Ya hice una vez apología de la música ligera, aquella que sirve para tararear y beber cerveza. Es o no es ésta perfecta para eso?


Del resto... no sé, quizás me faltan escuchas, pero exceptuando la cadencia de Hot, blue and righteous el resto se me ha mezclado con los cientos de melodías que me ligan la materia gris para que se parezca más a la pasta melosa de Gior que a la acuosa lejía de Conejo.

Como no tengo mucha idea de sonido no pretenderé conocer los detalles, pero me ha impresionado lo bien que suena. Hasta el punto de reseñar aquí a Bill Ham, productor del disco y, leo, padre putativo de la imagen y el sonido del combo. Grabado analógicamente en el origen me sorprendió al respecto la leyenda incluida en la carátula trasera de la versión CD indicando que se ha pretendido conservar el sonido original. "Y vaya que han hecho un buen trabajo" añadiría yo. El original grabando y mezclando y el ripeador empaquetándolo en CD para los que no somos (siempre) genuinos consumidores de los de patearse todas las ferias de discos locales o dejarse la extraordinaria en álbumes.

Música agradable, simpática. Música de la buena, no estoy diciendo lo contrario. Los he disfrutado y los repetiré. No me han llevado al éxtasis, es cierto; no me han abierto un mundo de sonidos, también es verdad, pero me quedan muchos discos de éstos para ir conociendo su evolución y adentrarme más en su idiosincrasia, la del rock de eso que sus aférrimos llaman The Little Ol' Band from Texas.

Cosas buenas a tod@s.

sábado, 5 de mayo de 2012

Hay música que es mejor escuchar de noche

Hace mil doscientos años, un dieciséis de mayo, hice la primera comunión.
Ignoro si se debe de escribir en mayúsculas lo de primera comunión: "La Primera Comunión". La Iglesia Católica es muy dada a las mayúsculas, de ahí mi duda. A mi me enseñaban que cuando se hablaba de Dios, incluso utilizando el artículo con cualidad de pronombre (en pequeño jardín me he metido ahora, ójala me lea Ansón el blog y me rectifique), había que utilizar siempre mayúscula. Todo esto para explicar que, celebración de aquel sacramento, me regalaron un pequeño transistor plateado.

Mi primera ventana de libertad a deshoras.
Bajo la almohada lo tenía, evitando despertar a mi hermano, y pasando por el programa que tenía SuperGarcía en Antena 3 Radio en espera de que Carlos Pumares diera inicio a su "Polvo de Estrellas" a la una y media de la madrugada.

Entonces escuchaba cositas "de la cosa esta del cine", reía con sus ocurrencias, y,  muy de poco en poco, me llegaban canciones que habían formado parte de películas. Otras veces sencillamente ponía el buen hombre lo que le salía de los huevos, que para eso trasnochaba. Esto me hace pensar en traer al blog música que me gusta escuchar de noche si el post está escrito de noche.

De noche la música, por alguna razón que desconozco, me suena mejor. Como si la oscuridad anulara un sentido para potenciar el otro. No son pocos los que han afirmado que la música, como mejor se escucha, es a solas, con un buen equipo y a oscuras. A oscuras no, pero solo y con unos buenos auriculares sí que estoy. Pocas veces se da la oportunidad de afrontar algo con un 66% de posibilidades de acierto.

Y, de entre las verticales canciones que se acumulan en mi cabeza cayendo de la nube como kamikazes ("viento divino" en traducción literal, y aunque los japoneses no les llamaran así) me traigo una al blog entrando poco a poco en la madrugada. Se llama One more kiss, la canta Don Percival y la conozco porque me compré (hace sólo 500 años) el vinilo de la banda sonora de esa joyita que se tituló Blade Runner.


Una canción que habla del amor que fue y no volverá a ser, al menos hasta que el cielo nos una. De la agridulce melancolía del recuerdo, del triste pero inevitable recordar de los dias pasados, de la amargura de garganta que queda al pronunciar los nombres inútiles hoy, cotidianos una vez. Si es de dia en el momento en que lees estas líneas no sigas, espérate unas horas. Te gustará más...esto:





Gracias Pumares. Cosas buenas a tod@s.

jueves, 3 de mayo de 2012

Cerrando círculos

Hace cosa de cuatro años me encontré por vez primera con Vinicius de Moraes de forma tranquila, reposada, asimilando uno de sus discos durante los 4-5 días que me doy para ir desgranándolos. Fue en una grabación que hizo en un café argentino llamado La Fusa y junto a Maria Creuza y Toquinho. Aquel primer acercamniento a su figura me sedujo como sólo pueden seducir aquellos que han hecho del mundo su casa y exhalan en sus palabras experiencias vividas en primera persona, historias que contar. Aquel círculo que abrí con la mencionada grabación lo cerré la semana pasada con otro trabajo de similares características, con el mismo escenario y el mismo acompañamiento a la guitarra, pero con la voz, en esta ocasión, de Maria Bethania.

No sé si conocéis un poquito la figura de de Moraes, pero creo que es importante decir cuatro cositas sobre él para entender el disco de una forma más cercana. Este brasileño nacido en Rio de Janeiro allá por el 1913, tuvo (murió en el 80) una vida marcada por dualidades, bifurcaciones en el camino, cambios que aparentemente siempre acometió avanzando, metamorfoseándose y adaptándose al nuevo entorno consiguiendo sacar algo a rédito. Comenzó siendo un animado simpatizante de la derecha católica brasileña para acabar convirtiéndose en un izquierdista convencido, capaz de despertar los deseos más húmedos de su compañero de andadas en sus incursiones tempranas en la literatura pasó hasta ocho veces por el altar (con otras consecuentes ocho mujeres) antes de morir. Poeta antes (y más) que músico, bebedor de whisky (me niego a escribir güisqui) empedernido, decía que éste era el mejor amigo del hombre (es un perro embotellado, llegó a afirmar). Diplomático de oficio, como lo fue el de censor, organizador de festivales de cine, vividor, cosmopolita, con una capacidad de comunicación fuera de los parámetros al uso. Un tipo seductor en toda regla.

De Moraes comenzó con la poesía y la literatura, y no fue hasta más adelante que la música se cruzó en su camino. Lo hizo primeramente de la mano de amigos, en reuniones privadas. Compartiendo bebida y cigarros con Sergio Buharque de Holanda en Roma o con Antonio Maria en Rio. Lo hizo de la mano de un pianista no demasiado conocido por entonces llamado Antonio Carlos Jobim. La combinación Jobim-Moraes generó un acercamiento singular a la samba, una revisitación de la misma de la que sería tremendamente injusto omitir los nombres de Joao Gilberto y Chico Buharque de Holanda. Todos, cada uno a su manera y su modo, en aquella revisión del género popular por excelencia en Brasil, dieron lugar al nacimiento de un ritmo nuevo: la Bossa-Nova.

Vinicius de Moraes, hombre de mundo, gustaba de convocar a amigos y conocidos en ambientes íntimos, limitados, donde compartir la emoción de la música y de las vivencias ligadas a ella. Siempre con su scotch a mano, siempre con su fácil discurso entre temas, introduciendo a los intérpretes, rememorando anécdotas, comentando vivencias, despertando la sonrisa en las caras de los embelesados asistentes. Un auténtico y embrujante amo de ceremonias al que entregarse. Precisamente una de esas sesiones fue la que se recogió en el disco que estuve escuchando. He tenido suerte y he encontrado el corte que buscaba en goear. Creo que define a la perfección el espíritu del disco, la entrada verbal de de Moraes, y el sonido genial de la guitarra de Toquinho detrás. Sólo cabe que os imaginéis sentados junto a una baja mesa de madera, en un local a media luz, cargado de humo, con una copa mediada, un carraspeo de garganta de fondo, un murmullo quizás, un juego de vasos recogiéndose de una mesa, y vinicius que se acerca al micrófono retirando de sus labios un recuerdo de humedad del whisky para empezar así...



Cosas buenas a tod@s.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Ideas

Arremeter contra una hoja en blanco cuando uno está cansado, no es un buen arranque que permita llegar a algo medianamente potable. Sin embargo las ganas van más allá de lo que dicta la razón, especialmente después de este mini parón que me he tomado con el blog por razones que no vienen al caso.

El blog paró, sí, pero no la ración de música. Leyendo cosas sobre las múltiples familias y orígenes de la música electrónica, haciendo recopilación de podcasts de programas de radio pasados para, inútilmente, ponerme al día en sus escuchas, y seleccionando distintas emisoras de radio a base de jugar con la ruleta (rusa?) del dial. De todas esas fuentes podría traer alguna que otra reseña, pero escogeré sólamente una. Un sujeto que no había pasado aún por el blog y que entra con todos los honores, refiéranse a él como más gusten: Cat Stevens o Yusuf Islam.

Decía, y no es broma, que estoy muy cansado hoy, por eso me dejo para otro momento explicar alguna cosita de este hombre, desde la tuberculosis a la "bendita" ola de Malibú. De momento un trocito de su magnífica obra, una joya para escuchar sin prisa. Su Father and son.

Cosas buenas a tod@s.